Perú reafirma su posición como destino clave para el turismo vivencial, ofreciendo a los viajeros argentinos y de todo el mundo un mix único de patrimonio cultural y naturaleza intacta.
En el marco del Día Mundial del Turismo 2025, destacan regiones donde comunidades ancestrales mantienen vivas sus tradiciones mientras integran al visitante en su día a día. El Valle del Colca, en Arequipa, es uno de los puntos sobresalientes: pueblos como Callalli, Sibayo, Tuti y Coporaque abren sus puertas para que los turistas participen en actividades como el cuidado de alpacas, tejido artesanal y cultivos en terrazas milenarias.
Un atractivo central en esta zona es el nevado Mismi, reconocido como fuente del río Amazonas. En Sibayo, catalogado como Pueblo con Encanto por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (Mincetur), los visitantes forman parte de celebraciones y trabajo comunitario que preserva la identidad local.
En la frontera sur, el lago Titicaca —entre Perú y Bolivia— se presenta como emblema del turismo andino. Las islas flotantes de los Uros, construidas con totora, permiten a los viajeros sumergirse en una cultura que combina pesca artesanal, artesanía colorida y relatos ancestrales colmados de historia.
Más al norte, el Callejón de Huaylas en Áncash ofrece un escenario montañoso entre las cordilleras Blanca y Negra. Comunidades que mantienen técnicas tradicionales invitan a integrarse en cosechas y festividades mientras se disfrutan vistas impresionantes de glaciares y picos.
El Valle Sagrado de Cusco potencia la herencia Inca en pueblos como Chinchero y Ollantaytambo, donde los turistas recorren campos, participan en siembras y celebraciones religiosas que trascienden el tiempo. Esta región mantiene activo un vínculo profundo con la cosmovisión ancestral andina.
Además, Cerro de Pasco muestra otra cara del Perú, ligado a su historia minera y religiosa. La capital minera del país guarda templos coloniales como la iglesia San Pedro de Ninacaca y la Inmaculada Concepción de Vicco, testigos de un pasado de bonanza.
Finalmente, Huánuco, con una geografía entre sierra y selva central, se presenta como un destino ideal especialmente en primavera, temporada de flores y clima estable. Su Plaza de Armas, levantada en 1845, exhibe una escultura en granito de una piedra sagrada en épocas prehispánicas.
Estas regiones combinan hospitalidad, tradiciones vivas y paisaje diverso para atraer un turismo que busca más que lo usual. Perú impulsa su turismo cultural y natural en pleno crecimiento y se consolida como un destino indispensable en la ruta latinoamericana.
