El Gobierno de Javier Milei presentó un proyecto de reforma laboral que introduce cambios profundos en la jornada laboral, el salario y las vacaciones para los trabajadores registrados.
El texto al que accedió iProfesional detalla que el salario podrá pagarse en pesos, dólares, comida o vivienda. Además, el pago podrá basarse en tiempo o rendimiento laboral, abriendo la puerta al cobro por unidad de obra, comisión individual o colectiva. Sin embargo, propinas y ganancias no se considerarán remuneración.
Una novedad clave: habrá componentes de sueldo “dinámicos”, variables según el mérito del trabajador y la situación económica de la empresa. Estos no generarán derecho adquirido ni continuidad automática, eliminando garantías previas para esos pagos adicionales.
La reforma autoriza también el pago íntegro en dólares, una medida polémica en medio de la crisis cambiaria argentina. Se establecen excepciones para prestaciones no remunerativas, como el uso de vehículos, transporte para ir al trabajo o alquiler de vivienda provista por la empresa, que no se computarán para cargas sociales.
Sobre la jornada laboral, el proyecto mantiene la prohibición de reducirla salvo disposición legal o acuerdo contractual. Se podrán establecer jornadas máximas promedio, respetando 12 horas mínimas de descanso diario y 35 horas semanales. También se fomenta el uso del banco de horas para compensar jornadas largas y cortas, sin superar el máximo legal semanal.
Los contratos podrán contemplar pago proporcional por el tiempo efectivamente trabajado, con aportes y contribuciones equivalentes a un trabajador a tiempo completo de su categoría.
Vacaciones: más flexibilidad pero con límites
Las vacaciones deberán otorgarse entre el 1 de octubre y el 30 de abril, salvo acuerdo distinto. El empleador debe avisar con 45 días de anticipación, aunque los convenios colectivos podrán fijar otras reglas.
Se podrá fraccionar el período vacacional, siempre que cada tramo sea de al menos una semana. Crucialmente, cada trabajador debe gozar vacaciones en verano al menos una vez cada tres años.
Si las vacaciones se interrumpen por enfermedad, el trabajador debe reincorporarse al terminar el período pactado o una vez agotada su licencia médica, reprogramando el resto de sus días.
Este proyecto promueve una nueva realidad laboral, con salarios y jornadas variables, que buscan flexibilizar el mercado pero levantan preocupaciones sobre derechos adquiridos, estabilidad y condiciones laborales en un escenario económico incierto.


































