El ritual ancestral de espolvorear canela en el baño vuelve a tomar fuerza como método para relajar el cuerpo y mejorar la energía. Además de sus propiedades físicas, también se usa para limpiar energías negativas, una práctica con raíces antiguas reconocida en diversos países, incluyendo Argentina.
La canela en polvo se deposita en el agua caliente del baño —se recomienda una taza— y se mezcla bien para liberar sus compuestos activos. Este ritual se deja reposar mínimo 10 minutos antes de sumergirse durante al menos media hora. El objetivo es activar la circulación sanguínea, reducir el estrés y aumentar la vitalidad.
Expertos y fuentes de revistas como Glamour apuntan que la canela tiene efecto dilatador que mejora el flujo de sangre en el cuerpo y beneficios antibacterianos que atacan infecciones cutáneas. Sobre lo energético, esta especia se asocia con la renovación espiritual y un efecto purificador.
Además, la canela se utiliza también en forma de incienso para meditación y bienestar integral. Según Mandala Bisutería, el aroma cálido del incienso ayuda a reducir la ansiedad y aumentar la concentración al estimular el sistema límbico. En actividades como el yoga o la meditación, este ritual aromático favorece un ambiente de calma y claridad mental.
La canela, originaria de Sri Lanka, tiene en sus compuestos antioxidantes, antiinflamatorios y antimicrobianos un aliado para la salud física y mental. Su uso en baños y como incienso es una tendencia que refuerza prácticas ancestrales con beneficios comprobados.
Para un baño efectivo, se puede combinar la canela con sales, flores secas o aceites esenciales. El paso clave es prestar atención ante cualquier reacción alérgica y consultar al médico si surge algún malestar.
En definitiva, especialistas destacan que este ritual, más allá de lo simbólico, puede ser un complemento para mejorar la circulación, aliviar dolores y atraer bienestar en tiempos de estrés.
