El sensacional robo de joyas de la corona en el Museo del Louvre sigue sin resolverse 72 horas después. A pesar del despliegue policial, las valiosas diademas, collares y anillos de diamantes, esmeraldas y zafiros siguen desaparecidos.
El domingo a las 9:37 de la mañana, cuatro delincuentes, probablemente extranjeros, ingresaron al museo por la primera planta usando un montacargas que habían robado y preparado días antes. Forzaron una ventana con una amoladora y amenazaron a los guardias, que huyeron porque no estaban armados.
Los ladrones escaparon en motos Yamaha TMax, aún sin aparecer, y abandonaron varios objetos en la Galería Apolo: amoladoras, un chaleco amarillo, una frazada, un casco y hasta gasolina, que la policía está examinando en busca de ADN para rastrearlos.
El botín incluye la tiara de la emperatriz Eugenia, engarzada con más de 1.300 diamantes y 169 piedras preciosas, según confirmó el Ministerio de Cultura, que investiga el estado de la joya, rota y “bajo investigación”.
Las vitrinas del Louvre se renovaron en 2019 para mejorar la seguridad, pero las bandas especializadas en crimen organizado en Europa, provenientes de Serbia, Albania, Moldavia, Rumania y Rusia, parecen estar detrás, operando por encargo y con presuntas conexiones internacionales.
La policía parisina cuenta con imágenes de los cuatro sospechosos llegando al museo con capuchas, pero aún no han sido identificados. El dueño del montacargas secuestrado en un intento de venta por internet reconoció a los visitantes violentos días antes del robo y declaró ante la justicia.
La fiscalía apunta a un grupo con apoyo de “patrocinadores” para lavar activos mediante la venta fragmentada de las piedras preciosas, que al estar intactas son invendibles y comprometen a los ladrones.
El ministro del Interior francés, Laurent Núñez, urgió a reforzar la seguridad en museos e instituciones culturales tras la conmoción que sacude al país, equiparable sólo a tragedias como el incendio de Notre Dame en 2019.
La ministra de Cultura, Rachida Dati, defendió las medidas del museo y negó fallas en la seguridad, pero reconoció la necesidad de que los museos se adapten a las nuevas amenazas del crimen organizado.
Laurence des Cars, presidenta del Louvre, será interrogada esta semana en el Senado francés sobre el caso.
La investigación sigue abierta y la policía está concentrada en los objetos abandonados para hallar pistas y recuperar las joyas antes de que sean irreversiblemente desmanteladas.
