Rusia volvió a atacar la infraestructura energética en el noreste de Ucrania, según denunció hoy el presidente Volodimir Zelenski. Los bombardeos impactaron en Járkov, donde al menos 57 personas resultaron heridas en una clínica, y afectaron también estructuras ferroviarias y civiles, agravando la crisis en esa región.
Los ataques se suman a una serie de ofensivas recientes que golpearon también a Kirovograd, Sumi y Donetsk, otra de las zonas con combates intensos. Solo días atrás, el Kremlin lanzó más de 465 drones y 32 misiles contra objetivos energéticos en Ucrania, provocando cortes de electricidad, gas y agua en al menos 12 regiones, informó la Fuerza Aérea ucraniana y confirmó Zelenski.
Una consecuencia directa de esta escalada fue la muerte de un niño en Zaporiyia y decenas de heridos en distintas partes del país. Según el ministro ucraniano para la Reconstrucción, Oleksii Kuleba, desde principios de agosto Rusia ejecutó cerca de 300 ataques contra la infraestructura ferroviaria, buscando cortar rutas clave de suministros militares.
“Cada día y cada noche, Rusia golpea nuestras estaciones eléctricas, las líneas de distribución y nuestra infraestructura gasística”, dijo Zelenski en un mensaje dirigido a la comunidad internacional.
El presidente ucraniano volvió a pedir armas defensivas avanzadas a sus aliados occidentales, como sistemas Patriota, NASAMS y SAMP/T, para contrarrestar los ataques con misiles y drones de largo alcance. Anoche, la Fuerza Aérea informó que de 96 drones lanzados por Rusia, Ucrania pudo derribar 69, pero 27 lograron causar daños en siete puntos diferentes, sin detalles específicos.
Estas ofensivas buscan desestabilizar la red energética y logística ucraniana, afectando la vida cotidiana y la capacidad del ejército para abastecerse. La zona noreste y el este del país vuelven a ser foco de la guerra que ya lleva más de un año, con un costo alto para la población civil y la infraestructura crítica.
