El crédito en pesos que impulsó el crecimiento económico comienza a mostrar señales de desaceleración frente al aumento de las tasas de interés y un salto récord en la mora.
En septiembre, el saldo total de préstamos en pesos al sector privado alcanzó los $82,8 billones, un aumento nominal del 2,8% respecto al mes anterior y un 98% más que hace un año, según datos oficiales. Sin embargo, cuando se ajusta por inflación, el crecimiento real mensual apenas tocó el 0,6%, muy por debajo del ritmo sostenido de meses previos.
El banco central enfrenta un contexto complicado: la tasa activa subió considerablemente y la morosidad en familias y consumo se duplicó, saltando del 2,6% al 5,2% en solo un año. Esto ha provocado una retracción notable en la demanda.
Guillermo Barbero, socio de First Capital Group, explicó: “Se ha retraído la demanda ante la suba de tasas y la oferta es mucho más cautelosa ante el incremento de los indicadores de morosidad”.
El crédito personal mostró una suba nominal del 2,4% en septiembre, llegando a un saldo total de $18,1 billones. Pero en términos reales el crecimiento fue casi nulo con apenas 0,2% mensual y un 94,6% anual ajustado. Barbero señaló que aquí la desaceleración es “más destacable” porque esta línea fue una de las más dinámicas en los últimos 18 meses y hoy “obedece al incremento de tasas y de morosidad”.
Los préstamos comerciales también sintieron el impacto: crecieron nominalmente un 1,2% mensual hasta totalizar $26,7 billones, pero con caída real mensual de 1%. El crecimiento interanual real fue del 18,4%, el menor ritmo comparado a otros segmentos.
Barbero agregó: “Los tomadores reaccionaron con mucha cautela, cancelando compromisos y no renovando operaciones. Además, la oferta se restringió por incertidumbre sobre tasas y liquidez”.
La operatoria con tarjetas de crédito aumentó un 3,4% nominal en septiembre, con un saldo de $21,6 billones. El crecimiento real mensual fue del 1,2% y anual del 39,8%, aunque el comportamiento mostró altibajos recientes. Las tasas y la mora pesaron, pero también las promociones comerciales que activan ventas, como cuotas sin interés.
Finalmente, los créditos prendarios ligados al mercado automotor y maquinaria agrícola muestran un ritmo todavía positivo, pero se frenó casi a la mitad su crecimiento en los últimos tres meses, reflejando la cautela en el consumo durable.
El Gobierno y el Banco Central, que hasta hace poco apostaban al crédito en pesos como motor económico tras el desarme de las Leliq, ahora enfrentan un escenario complejo de tasas en alza y hogares más endeudados y morosos, que empiezan a limitar el apalancamiento del consumo y la inversión.
