El magnate musical Sean «Diddy» Combs fue condenado a cuatro años y dos meses de prisión por cargos de trata de personas con fines de prostitución en Estados Unidos. La sentencia fue dictada por el juez Arun Subramanian, quien impuso una multa de 500.000 dólares además del tiempo en prisión.
La fiscalía había pedido una pena más dura, pero el tribunal desestimó los cargos más graves de tráfico sexual y conspiración, lo que evitó que Combs enfrentara cadena perpetua. Fue declarado culpable específicamente de dos cargos de trata de personas con fines de explotación sexual.
Durante la audiencia, Combs, de 55 años, se mostró arrepentido, calificando su comportamiento de “repugnante, vergonzoso y enfermizo”. Admitió haber sufrido adicción a las drogas y reconoció no haber buscado ayuda a tiempo. En una carta al juez, pidió perdón y mostró remordimiento por los daños causados.
El caso resonó fuertemente en la industria musical y la sociedad. Las víctimas que testificaron expusieron el daño irreparable que les causó Combs. Entre ellas, la cantante Cassie Ventura denunció abusos físicos y psicológicos durante eventos llamados «freak-offs», donde mujeres eran obligadas a participar en maratones sexuales con prostitutos masculinos mientras Combs grababa o se masturbaba.
El juez Subramanian destacó la valentía de las víctimas y subrayó que nadie está por encima de la ley. Su sentencia busca enviar un mensaje claro sobre la responsabilidad que conlleva la trata de personas y la explotación sexual.
Este escándalo expone de lleno la lucha global contra la trata y el abuso en el ámbito del entretenimiento y el poder. La condena marca un precedente en casos de alto perfil y pone en evidencia la necesidad de proteger a las víctimas y perseguir a los responsables con todo el peso de la justicia.
