Los productores argentinos mantienen firme la venta de soja para cubrir costos y compromisos, con ventas por 2,118 millones de toneladas de la cosecha 2024-25 solo en la primera semana de octubre. A esto se suman 675.000 toneladas vendidas de la próxima cosecha 2025-26.
La exportación compra mayormente soja con precio fijo para asegurar márgenes, evitando riesgos por la competencia directa de Brasil y Estados Unidos. En cambio, la industria aceitera equilibra compras a precio y con precio a fijar, con un total de 2,36 millones de toneladas compradas de la cosecha nueva, repartidas casi 50/50. En la cosecha actual, las aceitera acumulan 26,9 millones de toneladas, con un 60% comprado a precio y el 40% restante a fijar.
La posición neta de la industria argentina es positiva en 2,5 millones de toneladas, equivalente a menos de un mes de molienda. Pero el mercado local se mueve a la baja: los precios de soja disponible caen de 342 US$/t en octubre a un fuerte descenso a 309 US$/t para abril 2026. Esta caída marca un mercado “inverse”, típico de la diferencia entre soja vieja y nueva.
En contraste, el mercado de Chicago anota una clara suba desde el fin de la cosecha estadounidense con un aumento de 18 US$/t entre noviembre 2025 y mayo 2026. Los futuros siguen una escalera alcista: noviembre a 372 US$/t, enero 378 US$/t, marzo 384 US$/t y mayo 389,5 US$/t.
El tema crítico es cuánto se trasladará esa suba internacional a los precios del mercado argentino, en un contexto donde la competencia exportadora internacional ajusta la oferta y la demanda local sostiene ventas sólidas pese a un mercado interno a la baja.
