El presidente Donald Trump prometió este martes transformar a las fuerzas armadas estadounidenses en “más fuertes, más duras, más rápidas, más feroces y más poderosas que nunca” durante un acto con altos oficiales en la Base del Cuerpo de Marines de Quantico, Virginia.
El ministro de Defensa, Pete Hegseth, acompañó su discurso con un llamado duro: instó a los comandos militares a prepararse para la guerra y a recuperar un “ethos guerrero” y “estándares físicos masculinos” ante un contexto mundial con crecientes amenazas y adversarios que se reorganizan.
Hegseth fue enfático en pedir la eliminación de la agenda “políticamente correcta” del Pentágono. Criticó abiertamente el “culto” al cambio climático, las divisiones internas, las distracciones y lo que calificó como “delirios de género” dentro del ejército, planteando que esas cuestiones debilitan la efectividad militar.
El discurso de Trump fue diferente a lo habitual. Tras la intervención de Hegseth, el presidente se encontró con una audiencia mayormente en silencio, sin las ovaciones a las que está acostumbrado. Incluso tuvo que incentivar a los oficiales a aplaudir si querían.
Este encuentro evidencia la voluntad del gobierno estadounidense de endurecer su foco en defensa y prepararse para posibles conflictos futuros, condicionando la cultura interna a estándares más tradicionales y combativos.
En Argentina, aunque no hay vínculo directo con estas declaraciones, la política de Estados Unidos sobre fuerzas armadas y defensa siempre despierta atención ante la influencia global y las tensiones internacionales crecientes.
