Este 4 de noviembre se cumplen 39 años desde la desaparición forzada de Jorge Adalberto Franco Argumedo, comerciante y líder social del Magdalena. Fue detenido por un grupo paramilitar aliado con agentes del desaparecido DAS rural en la Hacienda Santa Martica, Pivijay.
El 4 de noviembre de 1987, Franco salió desde Cartagena rumbo a San Jacinto, Bolívar, para comprar artesanías. En su camino hacia Plato, Magdalena, fue interceptado junto a tres personas y desaparecido.
Su esposa, Temilda Vanegas Fuentes, inició desde entonces una búsqueda incansable entre estaciones de policía, juzgados y cementerios. En el Cementerio Calancala de Barranquilla le confirmaron que su esposo había sido enterrado como NN. Ante la falta de respuesta oficial, ella misma excavó la fosa de noche y reconoció el cuerpo por su dentadura y ropa.
A pesar de este hallazgo, las autoridades demoraron 38 años para realizar la exhumación oficial, que recién se llevó a cabo en agosto de 2024. Los restos fueron trasladados a Bogotá para su identificación plena, pero hasta ahora no hay informe forense que confirme oficialmente la identidad. Por eso, legalmente, Jorge Franco sigue desaparecido.
Temilda Vanegas se ha formado en técnicas de búsqueda forense con el Equipo Argentino de Antropología Forense y desde la organización Asfaddes ha colaborado en otros casos de personas desaparecidas, manteniendo la lucha por su esposo.
“Yo no lloré esa noche porque necesitaba ver con los ojos limpios”, dijo Temilda, que no dejará de buscar justicia hasta que confirmen la identidad y se esclarezca la responsabilidad estatal y paramilitar.
Este caso refleja una de las heridas abiertas del conflicto armado y la impunidad que aún marca a las víctimas en el Caribe colombiano.


































