Las aerolíneas van más allá en 2025 con cobros extra que escalan hasta lo absurdo. Ya no basta pagar el boleto: ahora hay tarifas por reclinar el asiento, imprimir la tarjeta de embarque y hasta por reservar por teléfono.
Según un análisis de AirAdvisor, las compañías han convertido estos recargos en la principal fuente de ingresos. WestJet, por ejemplo, cobra entre 20 y 35 euros por reclinar asiento en sus Boeing 737 si el pasajero no tiene tarifa Premium o Extended Comfort.
United Airlines prohibió llevar maleta de mano en tarifas básicas y cobra 25 euros extra si el pasajero intenta subir con equipaje extra. Esta práctica es común en aerolíneas low cost, incrementando costos para viajar ligero.
El espacio personal se vende caro: Eurowings, Lufthansa y Frontier cobran hasta 60 euros por mantener vacío el asiento del medio, una comodidad que antes venía gratis y ahora es un lujo reservado.
Las aerolíneas low cost Ryanair y Wizz Air imponen multas de hasta 75 euros si el pasajero se salta el check-in digital y necesita imprimir o reimprimir la tarjeta de embarque en el aeropuerto. Ryanair anunció que eliminará esa tarifa a finales de año, pero por ahora sigue provocando quejas.
Las familias también sufren con tarifas familiares que obligan a pagar para sentarse con sus hijos. En Ryanair, el adulto debe reservar asiento (entre 12 y 25 euros) para que el niño viaje junto a él, un cobro que contradice el concepto de “tarifa familiar”.
Modificar un error en el nombre del billete puede costar hasta 160 euros en Ryanair y recargos en easyJet que superan el precio del vuelo original, un golpe para viajeros que no pueden permitirse fallas en la reserva.
Elegir asiento sin estar en medio también tiene precio: British Airways y easyJet cobran entre 15 y 30 euros, con más costos si se quiere un asiento premium con más espacio o adelante en la cabina.
Pasillos rápidos, antes cortesía para pasajeros frecuentes en aeropuertos como Madrid, Barcelona y Dublín, ahora tienen recargos de 6 a 15 euros, sumando a la lista de servicios antes básicos que hoy pagamos extra.
Incluso llamar para comprar el boleto por teléfono tiene costo. Algunas aerolíneas internacionales cobran hasta 30 euros, forzando a pasajeros a usar aplicaciones y portales digitales.
En Estados Unidos, United y American Airlines exigen un segundo asiento desde 80 a 150 dólares para pasajeros de talla grande, una medida criticada como discriminatoria, aunque Southwest devuelve luego este dinero.
Frente a esta inflación de cobros, los derechos del pasajero amparados en el Reglamento Europeo 261/2004 y el Convenio de Montreal siguen firmes, garantizando compensaciones de hasta 600 euros por retrasos o cancelaciones y hasta 1.920 euros por equipaje perdido o dañado.
En medio de la negociación europea sobre la prohibición de cobrar por el equipaje de mano, estas prácticas muestran cómo las aerolíneas van por más en la monetización del vuelo básico.

































