Popayán vivió este miércoles 1 de octubre un duro revés político para el alcalde Juan Carlos Muñoz. Su intento de imponer a su primo, Diego Guevara, como presidente del Concejo Municipal terminó en un fracaso contundente.
El Concejo eligió a Daniel Muñoz para la presidencia de la corporación en 2026, dejando claro que no aceptan el control familiar ni la imposición desde la Alcaldía. La maniobra del alcalde fue interceptada por una bancada que reafirma la autonomía del Concejo y rechaza lo que consideraron un “intento de monopolizar el poder”.
La derrota de Juan Carlos Muñoz no es solo un error político sino un signo de la falta de control y debilidad en su gobierno. Los sectores críticos apuntan a la mala asesoría y el afán de una administración más preocupada por sus intereses políticos que por gobernar para la ciudad.
El episodio desnuda además las pretensiones del círculo cercano del alcalde, que según fuentes locales, busca manejar desde contratos públicos hasta altos cargos sin discusión ni transparencia.
En medio de esa tensión, Popayán enfrenta tres retos inmediatos: consolidar la mesa directiva, el debate sobre el Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y un polémico proceso para elegir al Contralor Municipal que ya es objeto de vigilancia por parte de los entes de control.
Este capítulo deja claro que en Popayán la política familiar no será fácil de imponer y que la ciudad exige independencia y contrapesos. El alcalde sufre una derrota visible que cuestiona su capacidad para gobernar con eficacia y transparencia.
El escenario queda abierto para nuevas jugadas, pero la señal es clara: en Popayán mandan las decisiones colectivas y el Concejo envió un mensaje contundente este 1 de octubre.
