El Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec) confirmó el asesinato de Jimmy Flores Salazar, dragoneante asesinado la noche del martes en Cali al salir de su turno en la cárcel de mediana seguridad de Villahermosa. Según reportes preliminares, Flores fue interceptado por varios sicarios en su vehículo particular, que le dispararon en múltiples ocasiones hasta acabar con su vida dentro del carro.
Este homicidio es el sexto ataque mortal contra funcionarios del Inpec en menos de quince días, revelando una escalada violenta que pone en riesgo a quienes custodian el sistema penitenciario nacional.
El 24 de septiembre, el director regional del Inpec en Valle del Cauca, Guillermo Andrés González, sobrevivió a un ataque con granada mientras manejaba en el norte de Cali, episodio atribuido a un sujeto apodado “Palustre”.
En Bogotá, el dragoneante Miguel Llano fue asesinado durante un ataque armado al interior de la cárcel La Modelo, que además dejó tres funcionarios heridos. Simultáneamente, en Palmira, el dragoneante Manuel Antonio Becerra Palma fue asesinado, caso que ha llevado a la detención de ocho sospechosos.
Las agresiones continuaron el 4 de octubre: un guardia resultó herido en Armenia tras un atentado contra su camioneta y otro funcionario fue emboscado por motociclistas en Bello (Antioquia).
Felipe Quimbayo, vicepresidente nacional del Sindicato de Empleados Unidos Penitenciarios (Sinepec), reveló cifras alarmantes: 260 amenazas a empleados del Inpec y 35 homicidios en los últimos dos años. Este dato refleja la grave crisis de seguridad dentro del sistema carcelario del país.
Las autoridades están avanzando en las investigaciones para esclarecer las motivaciones detrás de esta violencia selectiva contra el personal penitenciario. Por ahora, el clima de inseguridad se mantiene alto mientras familiares, compañeros y sindicatos piden medidas urgentes para proteger a quienes trabajan en las cárceles colombianas.
