Desde octubre de 2025, los bancos en Colombia modificaron los límites máximos para transferencias y retiros con el objetivo de mejorar la seguridad en las operaciones digitales sin afectar la comodidad del usuario.
Estos ajustes responden al crecimiento del uso de canales digitales, que representan ya el 21,9% de las transacciones no presenciales, según la Superintendencia Financiera. A pesar de esto, el efectivo sigue dominando: el Banco de la República reporta que el 79% de los colombianos aún prefieren pagar en efectivo.
Banco de Bogotá establece nuevos topes: transferencias por Transfiya y en cajeros automáticos hasta $2 millones diarios; a través de corresponsales bancarios, hasta $5 millones; y entre cuentas propias permite hasta $30 millones diarios.
Bancolombia mantiene transferencias ilimitadas para cuentas inscritas en sus app y sucursal virtual. Para cuentas no inscritas fija un máximo de $3 millones diarios. En cajeros automáticos, los límites son $30 millones para cuentas inscritas y $8 millones para las que no están inscritas.
Davivienda fija transferencias hasta $50 millones diarios, el tope más alto para movimiento entre bancos vía ACH. Para compras en línea el límite es $5 millones y para pagos de servicios $10 millones.
BBVA limita retiros en cajeros automáticos a $4,2 millones diarios y establece topes de $2,1 millones para operaciones con o sin tarjeta.
Banco de Occidente aplicó uno de los límites más altos, con transferencias digitales hasta $80 millones diarios.
Las modificaciones buscan frenar el aumento de fraudes electrónicos, una preocupación creciente en la era digital. Los bancos ahora permiten que los usuarios personalicen sus límites desde las apps o plataformas web, un paso clave para equilibrar flexibilidad y control.
Además, autoridades como la Alcaldía de Barranquilla intensifican campañas de seguridad financiera durante la temporada de primas para evitar robos y estafas, promoviendo el uso seguro tanto del efectivo como de medios digitales.
Con estos cambios, la banca colombiana marca su avance hacia un sistema más digitalizado, seguro y bajo control directo del usuario, una tendencia que se acelerará en los próximos años conforme crece la confianza en las operaciones electrónicas.
