La crisis eléctrica en Cuba alcanza otro nivel crítico este jueves con apagones que afectarán simultáneamente hasta el 47% del país durante la tarde y noche, según informó la estatal Unión Eléctrica (UNE).
La UNE proyecta una capacidad máxima de generación de 1.910 megavatios (MW) frente a una demanda que supera los 3.600 MW. Esto deja un déficit eléctrico de 1.640 MW que obligará a cortar el suministro a casi la mitad de la población en horarios punta.
La gigantesca brecha se debe principalmente a la falla de cuatro unidades termoeléctricas, equivalentes al 25% de la capacidad instalada, y otras 53 plantas distribuidas paradas por falta de combustible. Además, ni el combustible ni los lubricantes necesarios llegan por problemas económicos y la escasez de divisas del gobierno.
Esta crisis, que se agrava desde hace un año, lleva a cortes eléctricos que superan las 20 horas diarias en muchas zonas. El pasado 10 de septiembre se vivió un apagón nacional que no es el primero en el 2024, sino el quinto en menos de 12 meses.
Los expertos independientes coinciden en que el problema es estructural y derivado de la falta de inversión en un sistema estatal envejecido y obsoleto desde hace décadas. Recuperar la infraestructura requeriría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares, monto que La Habana no tiene.
La crisis eléctrica no solo deteriora la calidad de vida de los cubanos, también golpea duro la economía, que ya cayó un 1,1% en 2024 y acumula una pérdida del 11% en los últimos cinco años, según datos oficiales. La CEPAL prevé que el PIB cubano seguirá negativo para este año.
Los apagones están relacionados con el malestar social y han sido motor de protestas masivas, como las de julio de 2021 y recientes manifestaciones en La Habana y Gibara.
