La comunidad científica está dejando X, la red social antes conocida como Twitter, tras la llegada de Elon Musk al control de la plataforma. Un estudio reciente publicado en Integrative and Comparative Biology confirma la migración masiva hacia Bluesky, red que recupera el espíritu colaborativo que perdió X.
El estudio, dirigido por el biólogo marino David Shiffman, encuestó a 813 investigadores y comunicadores científicos para evaluar sus hábitos digitales. El resultado es contundente: el 75 % cree que X ya no es útil para crear redes profesionales y dos tercios consideran que dejó de ser una fuente confiable para seguir novedades en su área.
Solo el 11 % afirma usar X de forma activa. El resto ha migrado o mantiene su cuenta en pausa. Lo que antes fue un foro dinámico para la ciencia ahora está saturado de desinformación, acoso y discursos extremos. Los científicos califican la experiencia en X como “ruidosa”, “irrelevante” y “agotadora”. Muchos cuestionan la ética de permanecer en una plataforma que amplifica la hostilidad y limita la discusión seria.
Frente a este deterioro, Bluesky emerge como el nuevo espacio preferido para la comunidad académica. Creada inicialmente como proyecto experimental por Jack Dorsey, exfundador de Twitter, la red social ha ganado terreno gracias a su moderación activa, menor manipulación algorítmica y control sobre el contenido que aparece en el feed.
Más del 90 % de los encuestados usa Bluesky para seguir investigaciones y el 88 % para establecer contactos profesionales. La mayoría valora la calma y el orden que ofrece esta plataforma frente al caos de X.
Twitter fue durante años la cuna de movimientos científicos como Black Birders Week y Queer in STEM, que promovían diversidad en la ciencia. Ahora, investigadores dudan si Bluesky podrá mantener esa apertura y pluralidad, pero reconocen que ya reproduce dinámicas de colaboración interdisciplinaria.
El cambio no solo muestra una migración digital, revela también la urgencia de entornos seguros y confiables para compartir conocimiento. X falló, no por estética, sino por perder su propósito original. Bluesky intenta recuperar la discusión científica sin ruido ni manipulación.
La gran incógnita es si Bluesky consolidará su crecimiento o será otro paso temporal en la búsqueda de los científicos por un espacio en el ciberespacio. Por ahora, la tendencia está clara: donde antes había tuits, ahora dominan los hilos azules de Bluesky.
