Colombia se posiciona como uno de los grandes productores y consumidores de jeans en América Latina con más de 100.000 prendas vendidas cada día, lo que suma alrededor de 36,5 millones de jeans al año.
Tradicionalmente, Medellín fue la capital de la confección denim en el país, pero hoy la producción se distribuye en varias ciudades clave como Bogotá, Cali, Pereira, Ibagué, Cúcuta, Nariño y Barranquilla. Esta dispersión refleja la expansión y diversificación del sector textil y de moda.
Según datos de Euromonitor, el mercado nacional de jeans mueve cerca de US$1.290 millones anuales, una de las cifras más altas en el sector de prendas de vestir en Colombia. Esto muestra la importancia económica del denim, no solo como una prenda cotidiana sino como motor de empleo y comercio.
El jean es un básico indiscutible en el clóset colombiano que ha ido adoptando nuevas modas y cortes. Entre ellos, el jean descaderado o tiro bajo, que vuelve a ser tendencia tras años de ausencia desde los 2000.
La tela que nació en el siglo XIX como ropa de trabajo, originaria de Francia, hoy es símbolo de moda y funcionalidad. Los colombianos apuestan por estilos variados — desde bota campana y tiro alto hasta ajustados — y el sector se renueva constantemente para mantenerse vigente.
El auge del denim impulsa a la manufactura local y fortalece la industria textil, que afronta retos para seguir siendo competitiva en un mercado global demandante y con consumidores cambiantes.


































