Cada vez que entras a un sitio web, te piden permiso para usar cookies, esos pequeños archivos que almacenan tus datos y hábitos de navegación. Aunque ayudan a personalizar la experiencia digital y agilizan accesos, muchos usuarios aceptan sin pensar y terminan dejando su privacidad en riesgo.
Las cookies permiten que las páginas recuerden desde tu idioma preferido hasta el contenido de tu carrito de compras o tu sesión activa. Las más comunes son las estrictamente necesarias, las de preferencia, análisis y las publicitarias. Estas últimas, usadas por terceros, siguen tu rastro en varios sitios y sirven para bombardeo de publicidad personalizada.
Pero no todas las cookies son inocuas. Un estudio de NordVPN reveló que miles de millones circulan en la dark web y plataformas como Telegram, donde hackers con herramientas como Redline, Vidar, LummaC2 y CryptBot roban estas cookies para acceder a cuentas o instalar malware. Basta con que una cookie caiga en malas manos para que un ciberdelincuente tome tu sesión, exponiendo tu información personal y profesional.
Por eso es clave borrar cookies regularmente. En Chrome, Firefox, Safari o cualquier navegador solo debes ir a “Configuración”, luego a “Privacidad y seguridad”, seleccionar “Eliminar datos de navegación”, elegir el rango de tiempo y borrar “Cookies y otros datos de sitios”. El proceso toma minutos y puede programarse para hacerse automáticamente.
Si quieres mantener la comodidad de abrir sesión sin problemas, guarda solo las cookies esenciales y rechaza las de terceros o personaliza las permisos según cada sitio. En definitiva, rechazar sin control el aviso de cookies puede dejar tu información vulnerable y aumentar el seguimiento publicitario sin que te des cuenta.
Revisar y limpiar tus cookies es la manera más efectiva para proteger tu privacidad y navegar más seguro. En tiempos donde los datos valen más que nunca, no descuidar estas pequeñas alertas es vital.

































