El secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, advirtió que Washington reimpondrá aranceles sobre productos chinos si Beijing vuelve a bloquear la exportación de tierras raras, elementos indispensables para la industria tecnológica y militar global.
Tras la cumbre en Corea del Sur entre el presidente Donald Trump y su homólogo chino Xi Jinping, China anunció la suspensión por al menos un año de nuevas restricciones a la exportación de tierras raras y tecnologías asociadas. Sin embargo, el Gobierno estadounidense señaló que persisten limitaciones anteriores que generan dudas sobre el compromiso real de Beijing.
“Los chinos se han apoderado de este mercado y, lamentablemente, en ocasiones han demostrado ser socios comerciales poco de fiar. Espero que podamos contar con ellos como socios más fiables. De lo contrario, podríamos volver a plantear la amenaza de aranceles y utilizar muchas otras medidas”, dijo Bessent en entrevistas a Fox News y CNN.
China domina casi por completo el procesamiento industrial de tierras raras, minerales imprescindibles para fabricar componentes electrónicos, baterías y equipamiento militar. Aunque la extracción de estos recursos es posible en otros países, la refinación está monopolizada por empresas chinas, lo que le da a Beijing una poderosa herramienta para presionar a las cadenas globales de suministro.
Bessent denunció que administraciones anteriores subestimaron el problema y no tomaron medidas para reducir la dependencia. “Esta administración va a avanzar a toda velocidad en los próximos uno o dos años para librarnos de esta espada que los chinos tienen colgando sobre nosotros —y sobre el mundo entero—”, afirmó.
Como parte del acuerdo en la cumbre, Washington también anunció una reducción del 10% en los aranceles aplicados a productos chinos para aliviar tensiones comerciales, pero advirtió que este gesto depende del cumplimiento íntegro de China, especialmente en materias estratégicas.
El pacto bilateral incluye además compromisos contra el tráfico ilegal de fentanilo, droga que la DEA identifica como originada mayoritariamente en China y que ha causado decenas de miles de muertes en Estados Unidos. Beijing se comprometió a tomar “acciones concretas” para frenar este flujo.
Bessent aclaró que la Casa Blanca no busca una ruptura total con China, pero sí eliminar riesgos y promover la independencia industrial y tecnológica. “No queremos decoupling, pero vamos a tener que de-risk”, explicó.
Esta advertencia ratifica la línea dura de la administración Trump, que prioriza la seguridad nacional ante la hegemonía china en sectores clave y no tolerará acciones unilaterales que restrinjan la industria estadounidense.
El seguimiento del acuerdo sobre tierras raras y lucha antidrogas será clave en los próximos meses, mientras Washington refuerza su postura firme frente a los retos económicos y geopolíticos que representa China.

































