Jamaica enfrenta horas críticas tras el paso del huracán Melissa, que tocó tierra este martes como un ciclón categoría 5 con vientos sostenidos hasta de 295 km/h, el más fuerte registrado en la isla.
El huracán ingresó cerca de la costa de New Hope a la 1:00 p.m. y avanzó tan lentamente que tardó horas en cruzar el país, lo que inicialmente bajó su intensidad a categoría 3 antes de volver a ganar fuerza. El impacto iguala en potencia a huracanes históricos como Dorian en 2019 y el de los Cayos de Florida en 1935.
El primer ministro Andrew Holness declaró la isla como zona de desastre. Las autoridades mantienen la alerta por fuertes lluvias que podrían sumar entre 7 y 15 centímetros más, aumentando el riesgo de inundaciones y deslizamientos.
Hasta la noche del martes, unas 15.000 personas se refugiaron en albergues oficiales pese a los llamados insistentes a no subestimar la tormenta. El ministro de Gobierno Local, Desmond McKenzie, fue claro:
“Este no es momento de ser valientes. No apuesten contra Melissa: es una apuesta que no podemos ganar”.
Los daños materiales ya son evidentes. Según CNN, más de medio millón de jamaicanos están sin energía eléctrica, principalmente en la zona occidental que concentra el 77 % de los clientes del servicio público de electricidad. La conectividad a internet cayó a solo el 30 % de lo normal, reporta NetBlocks.
Mientras tanto, unos 25.000 turistas permanecen en la isla, que inicia un proceso de recuperación que llevará semanas. La ONU informó que enviará por vía aérea 2.000 kits de emergencia desde Barbados para apoyar las labores humanitarias.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comunicó que monitorea la situación y está listo para brindar ayuda.
“Por razones humanitarias, tenemos que hacerlo. Estamos siguiendo la situación de cerca y preparados para actuar”
, dijo.
El Centro Nacional de Huracanes (NHC) advierte que el ojo ya pasó pero la cola del huracán sigue provocando lluvias y posibles emergencias graves.
Melissa se consolida como uno de los huracanes más potentes en la historia del Atlántico, dejando una estela de destrucción y miles sin servicios básicos en Jamaica.


































