El Parlamento de Israel, conocido como La Knéset, aprobó en primera lectura una polémica enmienda al Código Penal para imponer la pena de muerte obligatoria a terroristas convictos por asesinato motivado por racismo o hostilidad contra grupos específicos. La medida elimina la discreción judicial y se aplicaría en casos donde el acto busque dañar al Estado.
La propuesta fue impulsada por la diputada Limor Son Har-Melech, del partido de extrema derecha Otzma Yehudit, y cuenta con el respaldo de varios miembros de Yisrael Beitenu, otro partido duro dentro de la coalición gobernante de Benjamin Netanyahu. El texto pasará ahora a la Comisión Nacional de Seguridad para un debate más detallado, seguido de dos lecturas adicionales antes de la votación final en el pleno.
La aprobación en primera lectura ocurrió pese a la oposición del asesor legal del Parlamento, Ido Ben Yitzjak, quien advirtió que la votación carece de validez por no haber consultado a responsables de seguridad ni realizado un debate sustantivo sobre la ley. Ben Yitzjak señaló:
“Si se realiza una votación, será nula”
Israel prohíbe la pena de muerte para la mayoría de los delitos civiles y penales. Desde la creación del Estado en 1948, sólo se ha ejecutado a Adolf Eichmann, uno de los principales responsables del Holocausto, en 1962, por crímenes contra la humanidad.
El impulso a esta ley se intensificó tras el ataque del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamas en territorio israelí y una serie de ataques violentos con armas de fuego y atropellos en los últimos años. Las fuerzas de derecha y ultraderecha argumentan que la pena de muerte funcionaría como una medida disuasoria.
Sin embargo, asesores legales, fiscales y organizaciones de derechos humanos en Israel y a nivel internacional condenan la moción, alertando sobre violaciones a derechos fundamentales y posibles sanciones internacionales.
