El presidente Donald Trump mantiene una presión cada vez más fuerte sobre los medios de comunicación en Estados Unidos para limitar críticas y controlar la narrativa pública.
La suspensión del programa “late night” de Jimmy Kimmel por parte de ABC, luego de comentarios del presentador sobre el asesinato del activista conservador Charlie Kirk, marca un nuevo capítulo en la sumisión de las grandes cadenas a la influencia presidencial.
Este movimiento llega tras la amenaza directa de Brendan Carr, presidente designado de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), con revocar licencias a estaciones que difundan lo que él denominó “basura”. La FCC juega un papel clave en las aprobaciones regulatorias de fusiones y licencias, que hoy favorecen intereses afines a Trump.
Multimillonarios como Larry Ellison, cercano donante republicano, están entrando fuerte en el sector. Oracle, su empresa, forma parte del consorcio que negoció la compra de TikTok para mantener la plataforma operando en EE.UU., vetada en la administración por “riesgos de seguridad nacional.”
En paralelo, gigantes como CBS, Meta Platforms y periódicos como el Washington Post y Los Angeles Times han modificado líneas editoriales para suavizar la cobertura contra Trump.
“Están todos aterrorizados”, afirmó Steve Kroft, ex corresponsal de 60 Minutes, al denunciar la persecución de periodistas y la mentalidad retaliativa de la actual administración.
Disney, que controla ABC, ya tomó medidas similares previamente para evitar conflictos legales con Trump, incluyendo una donación millonaria a su biblioteca presidencial tras demandas por declaraciones de sus presentadores.
Desde que Elon Musk compró Twitter (ahora X), la plataforma se ha convertido en un refugio para voces conservadoras, eliminando controles de contenido y restaurando cuentas vetadas previo al 6 de enero de 2021.
Meta eliminó su programa de verificación de datos en EE.UU. y puso a aliados del presidente en puestos clave, acelerando una transformación que expertos ven como un giro a la derecha en el ecosistema mediático.
En fusiones, la influencia política también es notable. Paramount, ahora en proceso de compra por Skydance Media, vive bajo la sombra de demandas legales de Trump y movimientos para incorporar figuras conservadoras como Bari Weiss en CBS News. Además, prepara la compra de Warner Bros Discovery, dueña de CNN.
La estrategia busca controlar plataformas y medios clave que llegan a cientos de millones de estadounidenses, priorizando audiencias conservadoras y limitando la diversidad y crítica política.
En medio de estos cambios, la libertad de expresión se enfrenta a un panorama que expertos califican de “preocupante,” con el poder presidencial y sus aliados empresariales moldeando el discurso en EE.UU.
