La Unión Europea de Radiodifusión (UER) anunció que adelantará a noviembre la votación para decidir si Israel podrá participar en Eurovisión 2026, un mes antes de lo previsto. Esta decisión responde a las amenazas de boicot de al menos cuatro países, incluidos España, Países Bajos, Irlanda y Eslovenia, que han condicionado su permanencia en el festival a la exclusión de Israel, en protesta por la situación en Gaza.
Delphine Ernotte-Cunco, presidenta de la UER, dijo que la organización enfrenta “una diversidad de opiniones sin precedentes” y aclaró que no se debatirá la expulsión de la emisora pública israelí KAN, principal representante en la competición, dentro del organismo.
Países como Islandia, Bélgica y Portugal podrían sumarse a la lista de boicots, mientras Austria, país anfitrión del certamen, se ha posicionado oficialmente a favor de la participación israelí. La ministra austriaca Beata Meinl-Reisenger pidió evitar el boicot, argumentando que excluir a Israel no resolverá la crisis humanitaria en Gaza ni aportará soluciones.
En Israel, el gobierno y la televisión pública intentan asegurar apoyos internacionales. El presidente Isaac Herzog ha tomado un rol activo en la defensa de la presencia israelí, buscando diálogo directo con líderes europeos para revertir la presión contra el país en Eurovisión. Según reportes israelíes, Herzog dedica “día y noche” a la causa.
La UER cuenta con un mediador externo para evaluar la situación, cuyo nombre no ha sido revelado. Este inspector aún no ha contactado a KAN pero podría recomendar una exclusión inmediata de Israel sin necesidad de votar, siguiendo el ejemplo de recientes sanciones en el deporte europeo contra clubes israelíes.
Se han barajado opciones como la participación bajo bandera neutral o declaraciones de distanciamiento político de KAN, pero la UER las ha rechazado oficialmente. Eden Golan, representante israelí en Eurovisión 2024, dejó claro que Israel quiere competir con su bandera “en alto y con orgullo”.
El riesgo para Israel es alto. Yoav Tzafir, jefe de la delegación, advirtió que un boicot o exclusión los dejaría aislados en la cultura europea, similar a las sanciones que enfrenta Rusia.
La votación clave se realizará en noviembre, con posibles repercusiones serias para la próxima edición de Eurovisión y para el futuro del festival, en un contexto de tensión política y diplomática sin precedentes en la historia del concurso.
