El transporte motorizado convencional genera más del 75% de las emisiones urbanas en América Latina, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), y Lima no es la excepción.
La capital peruana enfrenta un problema creciente de tráfico y congestión que afecta al 58% de la población, según una encuesta reciente del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica. Este caos diario no solo consume tiempo y productividad, sino que aumenta la contaminación que respiran millones.
Sin embargo, la operación de la Línea 1 del Metro de Lima se ha convertido en un bastión clave para frenar esta tendencia. Cada año, el sistema evita la emisión de 26 mil toneladas de CO2, cifra que puede subir a 33,3 mil toneladas en escenarios de alta congestión, según el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
Este impacto equivale a sacar de circulación miles de vehículos particulares y buses convencionales que contaminan el aire. Más allá del CO2, organismos como el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) señalan que la movilidad sostenible implica integrar sistemas masivos, corredores de buses, ciclorrutas y espacios peatonales para mejorar la calidad de vida y productividad urbana.
En el compromiso asumido bajo el Acuerdo de París, Perú apunta a reducir un 40% sus emisiones para 2030 y lograr la carbono neutralidad en 2050. La Semana de la Movilidad Sostenible en Lima subraya la urgencia de mantener este impulso con políticas públicas claras e infraestructura moderna.
El reto está en la confianza y el cambio cultural
Los expertos coinciden en que el cambio real llegará cuando más ciudadanos elijan el transporte público como alternativa diaria frente al auto particular. Este paso crucial permitirá no solo mejorar el aire y reducir el ruido, sino también devolver horas valiosas a la vida familiar y laboral.
El desafío para Lima, y para las grandes ciudades latinoamericanas, es sostener esos avances con inversión y confianza. La movilidad sostenible no es un lujo para países desarrollados, es una necesidad urgente que ya empieza a ofrecer resultados palpables en la capital peruana.
