Este martes 28 de octubre familiares, amigos y seguidores despidieron a Edwin ‘Guayacán’ Madera, histórico gerente y propietario del estadero La Troja en Barranquilla. Fue sepultado en el Cementerio Jardines de la Eternidad, ubicado sobre la Vía al Mar.
La ceremonia se vivió entre cantos que evocaban la esencia de La Troja, con asistentes marcando el ritmo de la clave y el bongó con palmas. La capilla estuvo llena y muchos no alcanzaron a entrar, reflejo del impacto del hombre de 68 años que durante décadas forjó una marca musical que unió a la ciudad sin importar clases sociales.
Entre las nueve hijas e hijos de Madera, su hija Ana Milé agradeció el respaldo de Barranquilla y aseguró que el legado de su padre continuará:
“La Troja nunca fue solo de nosotros, sino de toda la ciudad… Seguiremos esta tradición y esta marca seguirá adelante”
Willy Calderón, cantante que convivió con figuras legendarias como Lucho Bermúdez, asistió a la despedida y recordó el cariño que Madera les daba a los artistas que llegaban a Barranquilla desde Puerto Rico, Miami y Nueva York.
El combo y el DJ histórico de La Troja, Mauricio Meléndez, expresaron el vacío que deja Edwin y ratificaron que el estadero seguirá funcionando normalmente tras la sepultura que se adelantó por deseo de la familia.
La Troja es considerada un “templo de la salsa” en Barranquilla, un punto de encuentro simbólico para músicos, trojeros y amantes del género musical. El hombre que la llevó a ese nivel nació en Cereté, Córdoba, pero se definía como barranquillero de corazón. Según su hija, “el barranquillero no nace, se hace.”
Los asistentes no solo expresaron tristeza sino también homenajearon a Madera con anécdotas, fotografías y prendas alusivas a La Troja. La música cerró el acto cerca de las 5 p.m., marcando la última clave para quien fue una pieza clave del folclore urbano y musical de Barranquilla.


































