Un señalamiento falso de acoso desató la golpiza mortal contra Jaime Esteban Moreno, estudiante de la Universidad de Los Andes, la madrugada del 31 de octubre en el norte de Bogotá. La Fiscalía confirmó que dos mujeres que acompañaban al presunto agresor habrían instigado la violencia con frases que hoy son clave en la investigación.
El ataque ocurrió luego de que Moreno celebrara Halloween con amigos en el bar Before Club, en Chapinero. Testigos hablan de una mujer vestida como “Kitana” y otra con vestido negro que, sin pruebas ni defensa, acusaron a Moreno de acoso. Según un testigo:
“Le empezaron a gritar ‘ahí tiene para que siga acosando’ y luego huyeron a otro lado.”
Este señalamiento, explicó la fiscal Claudia Rodríguez de la URI de Engativá, fue el detonante para que Juan Carlos Suárez Ortiz, identificado por cámaras con el rostro pintado al estilo de un personaje de Mortal Kombat, junto a otro sujeto huido y las mujeres, persiguieran violentamente a Moreno fuera del bar.
Los testigos relataron cómo, tras un primer golpe, Suárez regresó a sus acompañantes para preguntar si debía continuar la agresión. Una de las mujeres respondió irónicamente:
“¿No que mucho kickboxing? Yo le hubiera pegado más.”
Con ese aliento, Suárez persiguió y golpeó brutalmente a Moreno en la carrera 15. Videos analizados muestran que la golpiza incluyó puños y patadas incluso cuando la víctima ya estaba en el suelo. Un segundo agresor disfrazado con orejas de conejo participó en la golpiza y aún sigue prófugo.
El ataque solo terminó cuando un vigilante llamó a la Policía, que trasladó a Moreno al Hospital de Chapinero y luego al Simón Bolívar, donde murió tras un paro cardiorrespiratorio.
En la audiencia del 6 de noviembre, la fiscal precisó que el hecho no fue impulsivo sino deliberado y pidió medida de aseguramiento intramural para Suárez Ortiz, quien no aceptó cargos por homicidio agravado. Las dos mujeres quedaron en libertad, aunque vinculadas al proceso.
El caso conmociona a Bogotá y pone en foco la violencia basada en acusaciones sin prueba, además del papel desencadenante de las mujeres que acompañaban al presunto asesino.


































