El periodismo colombiano pierde esta semana a Fabio Castillo, reconocido reportero y escritor investigativo que enfrentó con valentía a los carteles de Medellín y Cali durante los años ochenta y noventa.
Castillo comenzó su carrera en El Nuevo Siglo y en 1979 se unió a El Espectador, trabajando muy de cerca con el director Guillermo Cano. Fue un pionero en exponer la violencia y la corrupción del narcotráfico, publicando información clave sobre Pablo Emilio Escobar y el ascenso de las organizaciones criminales más poderosas del país.
Ese mismo año ganó el Premio Simón Bolívar a la Mejor Investigación con su trabajo “Así se soborna en Colombia”, que reveló las maniobras corruptas para agilizar trámites y entregar contratos en el Estado. En 1987 publicó Los jinetes de la cocaína, una investigación que detalló la formación y poder de los carteles de Medellín y Cali, liderados respectivamente por Escobar y los hermanos Rodríguez Orejuela.
Su libro La coca nostra (1991) abordó la expansión global del narcotráfico y la compleja red de lavado de dinero que infiltró el Estado y la política colombiana.
Castillo recibió múltiples amenazas de muerte que lo obligaron a exiliarse temporalmente en Quito, Miami, Madrid y París. Regresó tras la muerte de Escobar y fundó 2020 El Diario Alternativo, un medio dedicado a la investigación judicial en Colombia.
Su vida estuvo marcada por la constante persecución de los poderosos carteles. Vivió en el tercer piso de un modesto hotel en la zona roja de Bogotá tras la Toma del Palacio de Justicia en 1985, un hecho que lo marcó profundamente. En una entrevista con Canal 1 recordó:
“Colombia tenía una generación de hombres que luchaban por un país posible… pero todos fueron asesinados”.
Un artículo del Periódico 15 resumió brutalmente su misión y resistencia:
“Escobar mandó a matar a Rodrigo Lara Bonilla, lo logró. Mandó a matar a Guillermo Cano Isaza, lo logró. Mandó a matar a Luis Carlos Galán, lo logró. Mandó a matar a Fabio Castillo, falló”.
El gremio periodístico colombiano lamenta la pérdida de uno de sus más férreos defensores de la verdad en tiempos donde la valentía costaba la vida. Castillo deja un legado inmenso en el combate contra el narcotráfico y la corrupción que siguen golpeando a Colombia.


































