El Senado de Uruguay está listo para aprobar este miércoles la ley de eutanasia después de cinco años de discusión y un duro debate en la Cámara alta.
El proyecto, que cuenta con el apoyo firme de al menos 20 de los 31 senadores, entre ellos todo el bloque del Frente Amplio, la presidencia del Senado y algunos legisladores de los partidos Colorado y Blanco, representa un avance definitivo en derechos civiles. Esta legislación permitirá que personas con enfermedades incurables y sufrimiento extremo decidan anticipar su muerte bajo condiciones legales claras.
El senador Ope Pasquet, pionero en impulsar esta norma desde 2020, defendió hoy la ley como “bienhechora, liberal y humanitaria”. Pasquet insistió en que la iniciativa da “la oportunidad de decidir” a quienes padecen enfermedades irreversibles y reiteró que en ningún caso se impone la eutanasia. Destacó además que el personal médico podrá acogerse a la objeción de conciencia para no practicarla.
Desde el oficialismo, Patricia Kramer (Frente Amplio) declaró a la prensa que el país debía dejar atrás esta discusión que lleva años y avanzar en un derecho que es inevitable. Kramer admitió haber vivido fuertes contradicciones éticas y jurídicas antes de decidirse a apoyar la ley.
En la orilla contraria, Martín Lema (Partido Nacional) advirtió que el proyecto no garantiza la seguridad jurídica ni clínica necesaria. Criticó que no se aborden suficientemente elementos psicológicos o psiquiátricos que podrían condicionar la decisión, poniendo como ejemplo enfermedades crónicas como la diabetes.
Lema recalcó que la dignidad humana “pasa por otro lado” y recordó que el Ministerio de Salud Pública reglamentó recientemente la ley de cuidados paliativos para garantizar acompañamiento a pacientes con graves enfermedades, una opción que pidió fortalecer en lugar de aprobar la eutanasia.
La Iglesia Católica se pronunció a última hora desde sus redes sociales llamando a defender “el don de la vida” y asegurando que, aunque el dolor esté presente, “la vida siempre vale”. Reclamó que se garanticen cuidados paliativos para todos y cuestionó la libertad real de una persona que toma decisiones “en medio del dolor”.
La votación se prevé con amplia mayoría, confirmando a Uruguay como uno de los pocos países de América Latina que regula la eutanasia con un marco legal sólido y plural.
