La relación entre Colombia y Estados Unidos vuelve a tensarse tras las recientes declaraciones del expresidente Donald Trump y el presidente Gustavo Petro, que se cruzan acusaciones y provocaciones públicas.
Desde Nueva York, Petro agitó la polémica al llamar a la desobediencia del Ejército Nacional respecto a Trump, un discurso en la ONU que generó rechazo en Washington y puso a Trump en modo confrontación. Además, Petro defendió a Maduro, denunciado por robo en las elecciones venezolanas de 2024 y señalado por represión a la oposición, aumentando aún más la división.
Trump reaccionó con un tuit duro, aunque sin referirse directamente al llamado explosivo a la desobediencia. Su queja incluyó errores como escribir “Columbia” y una defensa de su postura que, sin querer, fortalece la legitimidad democrática de Petro frente a Maduro y sus acciones ilegales.
La disputa política amenaza la estabilidad económica. Colombia exporta cerca de $5.600 millones en productos no mineroenergéticos a EE. UU., sector que sostiene decenas de miles de empleos. Trump insinuó que podría imponer aranceles, lo que dañaría la economía colombiana y generaría altos costos sociales.
El apoyo estadounidense en la lucha contra el narcotráfico también está en riesgo. La reciente destrucción de embarcaciones sospechosas en aguas cercanas a Venezuela ha desatado controversia. El secretario de Defensa Hegseth admitió que al menos una lancha destruida no era venezolana y que cargaba material atribuido al ELN. Petro asegura que otros afectados son pescadores colombianos inocentes.
El incidente abrió un debate legal en EE. UU. sobre la legitimidad de atacar sin previo aviso o investigación. Mientras, Colombia insiste en que la crisis bilateral no se puede resolver con tuits incendiarios y necesita soluciones diplomáticas urgentes.
El riesgo mayor es que la confrontación política afecte la cooperación en seguridad y comercio entre dos socios claves. El llamado a la calma y el respeto a los canales democráticos es claro: las críticas a Petro deben darse en las urnas, medios y entidades de control, sin perder empleos ni estabilidad.
El enfrentamiento verbal entre Trump y Petro no solo desnuda tensiones políticas, sino que pone en riesgo un acuerdo estratégico vital para Colombia en materia económica y de lucha antidrogas. La pelota está ahora en la cancha de ambos gobiernos para evitar que esta escalada derive en daños irreversibles.
