La Universidad de los Andes expresó este sábado su profundo pesar por la muerte de Jaime Esteban Moreno Jaramillo, estudiante de séptimo semestre de Ingeniería de Sistemas y Computación, quien falleció tras ser atacado luego de una fiesta de Halloween en Chapinero, Bogotá.
Moreno, de 20 años, salió la noche del jueves 30 de octubre a una celebración, donde fue perseguido varias cuadras y golpeado brutalmente con puños y patadas, incluso en la cabeza. Fue ingresado el 31 de octubre al Hospital Simón Bolívar con diagnóstico de trauma craneoencefálico severo. Tras un paro cardiorrespiratorio en la unidad de cuidados intensivos, el joven murió pese a los esfuerzos médicos.
La Subred Integrada de Servicios de Salud Norte E.S.E confirmó la gravedad del estado del estudiante, quien fue trasladado a neurocirugía inmediatamente. La universidad activó sus protocolos de acompañamiento y descartó que el caso quede sin seguimiento.
La Policía Metropolitana de Bogotá confirmó la captura en flagrancia de tres personas: Juan Carlos Suárez Ortiz, Kleidymar Paola Fernández Sulbarán y Bertha Yohana Parra Torres, señaladas de participar en la agresión que causó la muerte del joven.
En un primer pronunciamiento institucional, la Universidad de los Andes pidió respeto por la familia y comprometió su colaboración completa con las autoridades para esclarecer los hechos. “Confiamos en que las instancias competentes permitan conocer con claridad lo sucedido”, dijo la institución.
Jaime Esteban era un estudiante destacado por su disciplina y predisposición para ayudar en proyectos académicos y grupos de programación. Había estudiado previamente en el Colegio San Viator, donde también fue alumno sobresaliente.
El caso ha generado conmoción entre la comunidad universitaria. Compañeros y profesores exigen una investigación pronta y profunda. Un docente dijo:
“Haber sido profesor de una persona tan maravillosa como Jaime Esteban Moreno Jaramillo, siempre fue para mí motivo de inmenso orgullo”.
La violencia en escenarios sociales sigue siendo una preocupación en Bogotá. Este caso abre una nueva alerta sobre la seguridad de los jóvenes en las fiestas públicas.


































