Vicentin, la agroexportadora argentina que acumula cinco años de problemas judiciales y financieros, encara su última chance para evitar la quiebra. Tras abrir el proceso de “cramdown”, un mecanismo legal que permite que un tercero presente un plan de pagos a los acreedores, la firma Grassi S.A. se convirtió en el único oferente en busca de retomar el control de la empresa.
La propuesta, presentada formalmente al juzgado y publicada en cramdownvicentin.com, convierte todas las deudas al dólar a una tasa fija de $60,78 pesos por unidad, valor del 10 de febrero de 2020, día en que se registraron las deudas. Esto apunta a detener la venta de activos y reactivar la producción, especialmente la originación de soja, según explicó el presidente de Grassi S.A., Mariano Grassi.
El plan ofrece a los acreedores tres principales alternativas:
- Abastecimiento en especie: Entrega de soja durante diez años con un precio bonificado que puede duplicar el valor del crédito original, llegando a un recupero potencial del 200% en dólares.
- Capitalización en acciones: Acreedores pueden cambiar su deuda por acciones de Vicentin, hasta un 30% del capital accionario, con opción de recompra para Grassi.
- Pagos con quita y espera: Recupero entre 30% y 40% tras hasta 10 años, con opciones financieras para pagos inmediatos entre 9% y 11% del crédito.
Para los acreedores granarios, el esquema más atractivo es el primero, con variantes que incluyen anticipos financieros o fideicomisos administrados por Cerealista Hughes S.A. Además, los productores que no puedan entregar soja físicamente tienen opciones financieras o fideicomisos.
El plan necesita la aprobación de dos tercios del capital y al menos 800 votos de los 1.600 acreedores para ser validado. Hasta ahora, Grassi aseguró tener más de 400 votos de palabra a días de iniciado el proceso. La fecha límite para votar es el 31 de octubre.
“El objetivo fue que los acreedores recuperaran todo… quienes vendan soja van a tener un sobreprecio para recuperar el doble de la deuda,”
dijo Grassi a Infobae.
El empresario destacó la fuerte apuesta a la modalidad en soja, con un cupo máximo anual de 3,5 millones de toneladas, y aconsejó a los acreedores medianos y pequeños a actuar rápido para asegurar participación.
Detrás del plan participa el fondo de inversión CIMA, conocido por entrar en el negocio de celulosa, que adquirió parte de la deuda de bancos extranjeros y limita su exposición a USD 3 millones. Además, se contempla que los acreedores que financien nuevas exportaciones de Vicentin puedan recibir un recupero total del 100%.
Esta instancia marca un punto crítico para Vicentin, cuya continuidad operativa dependerá ahora de la aceptación de este plan de rescate mientras intenta dejar atrás la cesación de pagos que mantiene desde hace cinco años.
