Durante la Feria Internacional del Libro en Monterrey, el físico y escritor Agustín Fernández Mallo defendió que la conciencia real de la muerte, entendida como la certeza de la propia mortalidad, es exclusiva del ser humano.
En la charla titulada “Tecnología, Creatividad y Sociedad”, Fernández Mallo explicó:
“El ser humano sabe que se va a morir desde la conciencia del ser humano. Ahora mismo no estoy en peligro, pero sé que me voy a morir”
y aseguró que ningún otro ser vivo tiene esa proyección temporal sobre su existencia.
Su postura generó respuesta inmediata en la audiencia, especialmente del escritor, zoólogo y naturalista mexicano Andrés Cota Hiriart, quien discrepa con esa visión. En voz baja y con gestos claros, Cota dijo al reportero:
“No estoy de acuerdo. La experiencia humana es parte de un continuo evolutivo y muchos mamíferos, primates e incluso cetáceos podrían tener experiencias similares”
.
Cota rechazó la postura de Fernández Mallo sobre el antropocentrismo, a la que calificó de exagerada, y pidió cuidado con el “antropomorfismo” —otorgar cualidades humanas a otros seres— y el “antropo-negacionismo”, que asume que solo el ser humano tiene cierta experiencia consciente.
La discusión tomó un giro hacia el avance tecnológico y científico cuando Cota planteó que pronto se podrá decodificar el lenguaje de las ballenas, lo que abrirá posibilidades para entender si otros animales tienen formas complejas de comunicación.
“Con inteligencia artificial podremos consultar directamente a otros animales, aunque creo que deberíamos escucharlos más que hablarles”
, agregó.
De la muerte a nuevas fronteras en comunicación animal
El ingeniero y escritor Naief Yehya, quien acompañó la ponencia, cuestionó sobre si otros animales tienen conciencia real de la muerte o solo muestran reflejos de supervivencia. Promovió un debate sobre la inteligencia artificial, la conciencia y la experiencia del tiempo.
En otro espacio de la Feria, entre mesas sobre poesía y naturaleza, Cota y Yehya abordaron temas como la inspiración en la naturaleza, el parasitismo y la disolución del ego, incluso comparando efectos psicodélicos con relaciones simbióticas en la biología.
Fernández Mallo concluyó que la cultura humana siempre será antropocéntrica por nuestra limitación cerebral; es decir, solo podemos interpretar el mundo desde nuestra experiencia. Cota, por el contrario, defendió que la experiencia humana es parte de un continuo natural pero no es única ni superior.
La Feria sigue siendo un espacio clave para debates sobre tecnología, biología, cultura y conciencia, con voces que se cruzan entre la ciencia y la literatura, abriendo nuevos caminos para entender qué significa ser consciente y qué queda fuera de nuestro alcance.
