Carlos Slim Helú, el hombre más rico de México, no solo fue alumno destacado sino también profesor en la UNAM mientras cursaba Ingeniería Civil.
Durante sus años como estudiante en la Facultad de Ingeniería, Slim impartió la cátedra de Álgebra y Programación Lineal, una responsabilidad poco común para alguien que aún no había terminado la carrera, la cual concluyó en 1961.
Esta experiencia temprana demostró su dominio en matemáticas y lógica aplicada, base que le serviría para empezar a construir en 1965 lo que luego sería el imperio de Grupo Carso. En enero de 1966 fundó Inmobiliaria Carso, nombrada con las primeras letras de su nombre y el de su esposa, Soumaya Domit Gemayel.
La tesis con la que se graduó se tituló Aplicaciones de Programación Lineal a algunos problemas de Ingeniería Civil. Slim destacó en su trabajo el uso innovador en esa época de las calculadoras electrónicas para resolver problemas complejos.
“Con las calculadoras electrónicas es posible sumar, restar, multiplicar y dividir con una rapidez asombrosa”, escribió Slim en el último capítulo de su tesis, resaltando su visión tecnológica para la década de 1960.
Su trabajo académico lo dedicó a su padre, Julián Slim Haddad, inmigrante libanés fallecido cuando Carlos tenía 13 años, quien influyó en su visión empresarial.
A pesar del vínculo familiar con la UNAM, los tres hijos varones de Slim –Carlos, Marco Antonio y Patrick– estudiaron Administración de Empresas en la Universidad Anáhuac. La familia optó por instituciones privadas para garantizar un ambiente educativo más controlado y seguro, dado el creciente perfil público de Slim.
La historia de Slim como alumno y profesor refleja su carácter adelantado y la estrecha relación con la UNAM, clave en los inicios de uno de los hombres más influyentes del país.


































