Jim Farley, CEO de Ford, tomó una decisión poco común para un millonario: enviar a su hijo de 17 años, Jameson, a trabajar como soldador durante el verano. Farley explicó en el podcast Decoder de The Verge que quiere que su hijo aprenda a trabajar con las manos, fabricar y relacionarse con gente fuera de ámbitos académicos, a pesar de contar con “todas las oportunidades imaginables”.
“Si resulta ser el mejor soldador o mecánico trabajando en nuestros motores diésel Super Duty, estaré encantado como padre”, dijo Farley.
El directivo usa este ejemplo para desafiar la idea predominante en EE.UU. de que solo los títulos universitarios de élite son valiosos. “Todos sabemos que nuestros padres y abuelos hicieron de nuestro país un lugar maravilloso gracias a este tipo de trabajos”, señaló Farley, y remató: “Google no va a fabricar las botas, pero Ford sí”.
Farley advirtió que EE.UU. atraviesa “problemas críticos”, destacando la escasez de trabajadores en oficios peligrosos y esenciales como bomberos o emergencias. En la industria automotriz, la carencia de técnicos calificados es alarmante: se necesitan más de 100,000 nuevos empleos al año solo en ese sector, según el grupo Tech Force.
El CEO recordó que su abuelo fue obrero en Ford y logró convertirse en concesionario sin haber ido a la universidad, un ejemplo de movilidad social desde los oficios manuales. “Un trabajo en una fábrica de Ford podría generar más de 100,000 dólares al año y abrir muchas otras puertas”, afirmó.
Con esta postura, Farley busca que el país revise sus expectativas sobre educación y trabajo, valorando más los oficios que considera “la economía esencial” que aporta $7.5 billones al PIB y 52 millones de empleos en Estados Unidos, según el Instituto Aspen.
El mensaje llega mientras Ford y otros fabricantes enfrentan una fuerte escasez de personal calificado, agravada por decisiones políticas de la administración Trump, y donde Farley llama a responder con apoyos concretos a estos sectores.
