Jurassica Parka, la drag queen más conocida de Alemania, está bajo investigación por presunta posesión y distribución de pornografía infantil. La policía de Berlín registró su apartamento a principios de julio tras recibir una alerta del Centro Nacional para Niños Desaparecidos y Explotados (NCMEC) de Estados Unidos, que identificó una IP vinculada a material ilícito.
Durante el cateo, las autoridades incautaron varios dispositivos electrónicos que todavía están siendo analizados, un proceso que podría tardar meses. Por ahora, la investigación continúa abierta y no hay una conclusión oficial sobre la responsabilidad del artista.
El miércoles pasado, Mario Olszinski, nombre real de Jurassica Parka, publicó un video en Instagram donde anunció que no hará apariciones públicas mientras avanza una investigación por un “presunto delito cibernético”. En la grabación habló sobre su adicción, pérdida de control y recaídas durante el verano pasado, pero no mencionó directamente las acusaciones de pornografía infantil.
El escándalo explotó después de que el diario alemán BZ revelara el caso y la revista queer Siegessäule informara que Olszinski ya había sido condenado en octubre de 2023 por el mismo delito. En esa sentencia firme, el Tribunal de Distrito de Tiergarten lo multó con 11,200 euros (casi 13,000 dólares) por distribución de pornografía infantil. La reducción en la pena obedeció a su confesión y arrepentimiento, además de que el delito ocurrió en noviembre de 2021.
Jurassica Parka ha sido un pilar de la escena drag berlinés por más de 10 años, con su propio show de entrevistas en el Teatro BKA en Kreuzberg y organizando eventos en el club SchwuZ desde 2012. Sin embargo, múltiples organizaciones culturales queer ya anunciaron que cancelan colaboración con el artista ante estas acusaciones, reporta el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung.
Por lo pronto, Olszinski mantiene comunicación con sus promotores pero ha decidido no actuar en público mientras responde a la investigación. El caso genera fuerte conmoción en Alemania y abre un debate sobre la responsabilidad y vigilancia en comunidades artísticas y culturales.
 
						
									


































 
					 
								
				
				
			 
							 
							 
							 
							 
							 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				 
				