Un estudio reciente reveló que el consumo incluso moderado de alcohol eleva el riesgo de desarrollar demencia. Según los autores, agregar entre una y tres bebidas por semana ya está relacionado con un aumento en la probabilidad de esta enfermedad cerebral neurodegenerativa.
La investigación, que ha llamado la atención en la comunidad médica, aclara que no es necesario un consumo excesivo para incrementar el peligro sino que cantidades pequeñas también pueden afectar la salud cerebral a largo plazo.
Este hallazgo pone en foco un asunto crítico para la salud pública, pues el consumo de alcohol es común y culturalmente aceptado en México. La advertencia urge a revisar patrones de ingesta y a reconsiderar los riesgos que perjudican la función cognitiva, especialmente en adultos mayores.
Lo alarmante es que el efecto no es solo inmediato, sino acumulativo. Según los investigadores, pequeñas cantidades semanales elevan el riesgo de demencia progresiva, que hasta ahora había sido relacionada principalmente con altos volúmenes o abuso crónico.
Expertos locales insisten en la importancia de la prevención y recomiendan políticas públicas que informen sobre estos riesgos de forma clara. La demencia afecta la calidad de vida y representa un enorme costo sanitario y social en México, donde la población envejece rápidamente.
En resumen, un consumo moderado que muchos consideran seguro no está exento de consecuencias graves para la salud cerebral. Especialistas aconsejan minimizar el consumo para reducir la vulnerabilidad a la demencia y otras enfermedades cognitivas.
