El gobierno mexicano destinó 960 mil 47.5 millones de pesos al cierre del tercer trimestre de 2025 solo para el costo financiero de su deuda pública, un incremento de 8.6% respecto al mismo periodo de 2024 y la cifra más elevada en 25 años.
Esta cantidad histórica no solo refleja el impacto del servicio de la deuda, sino que también supera lo que se invirtió en gasto público para infraestructura y otros proyectos clave. De enero a septiembre se gastaron apenas 568 mil 886 millones de pesos en inversión pública, lo que significa una caída del 32.5% en comparación con el año pasado.
El desplome en inversión toca áreas críticas como obra pública y programas institucionales que impulsan el desarrollo. Además, incluye subsidios y otros gastos de capital esenciales para la economía.
En síntesis, el fuerte desembolso en deuda está sacando recursos que podrían destinarse a inversión productiva, limitando el crecimiento y la infraestructura en plena recuperación económica.
La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) evidenció esta creciente presión financiera que podría afectar en el mediano plazo la capacidad del Estado para inyectar fondos en proyectos que impulsen la actividad económica.
La evolución del gasto público sugiere que la prioridad está puesta en atender el servicio de la deuda, dejando en segundo plano maquinaria y obras que México requiere para su desarrollo.


































