Córdoba vivió una tarde intensa y llena de fe este sábado con la procesión extraordinaria del Magno Vía Crucis. Más de 34 pasos recorrieron las calles históricas de la ciudad, reunidos cientos de cofrades, turistas y curiosos.
Desde primera hora de la tarde los principales puntos de salida se llenaron de gente que esperaba ver las imágenes religiosas desfilar. La Ribera fue uno de los focos con mayor concentración, donde los visitantes ocuparon los bancos y hasta llevaron sillas plegables para no perder detalle.
Los locales de hostelería, sobre todo en las calles angostas, atendieron a sus clientes al aire libre para facilitar el paso del público y evitar aglomeraciones dentro. La esencia de la Semana Santa se respiró en las terrazas donde convivían familias, turistas y las múltiples bandas de música que acompañaban la procesión con tambores y trompetas.
El despliegue de seguridad fue notable. Elementos de la Policía Local y Nacional cerraron al tráfico y restringieron el paso peatonal en las calles alrededor de la “carrera oficial”. Además, orientaron a los visitantes para evitar aglomeraciones y mantuvieron vías de escape despejadas.
La logística obligó a que peatones usaran rutas alternas ante cortes en accesos clave como Lineros, Capitulares, Ronda de Isasa y San Fernando, puntos tradicionales donde se esperaba el paso de las imágenes.
No todos los turistas entendían el rito. En la Cruz del Rastro dos mujeres preguntaban “¿por dónde va el santo?”, a lo que un local respondió:
“¿El santo? ¡Hay 34! Solo sigan la música”.
Así, la música y el incienso fueron la guía de un recorrido histórico y lleno de tradición.
El Magno Vía Crucis combinó tradición religiosa con convivencia masiva al aire libre, dinamizando la ciudad y consolidando a Córdoba como epicentro cultural durante la Semana Santa. El operativo policial y la respuesta ciudadana mantuvieron la jornada sin incidentes importantes.
