Las remesas enviadas desde Estados Unidos no están disminuyendo, están cambiando de ruta y eso dispara alarmas en México y Washington. Hasta un 15% del dinero que llega a familias mexicanas ya no pasa por bancos o empresas de remesas tradicionales, sino por sistemas de pago electrónico (SPEI) usados por fintechs y neobancos con regulaciones poco rigurosas.
Banxico ha detectado que con solo la clave bancaria CLABE válida, el dinero se deposita sin verificar que el beneficiario sea el correcto. Se han procesado remesas a nombres ridículos como “Superman” o “Mickey Mouse”. Este vacío legal convierte estas transferencias en operaciones ilegales que ni siquiera se reportan oficialmente como remesas.
Las remesas representan alrededor del 4% del PIB mexicano y sostienen a más de 10 millones de familias. Son recursos críticos para alimentación, educación y salud en comunidades vulnerables. Pero la dispersión fuera de canales regulados pone en riesgo la trazabilidad y la estabilidad del sistema financiero.
Países vecinos como Guatemala y Honduras exigen comprobantes de emisor y receptor, y ahí sí registran incrementos de remesas. En México el bajón en cifras oficiales no es por menor envío, sino por fallas en el registro y controles explotados por instituciones financieras poco supervisadas.
Riesgos internacionales y económicos
El Departamento del Tesoro de Estados Unidos ya alertó sobre esta brecha que facilita el lavado de dinero y financiamiento al terrorismo. La vulnerabilidad en el SPEI puede volverse un riesgo sistémico para México con consecuencias legales y de reputación internacional.
En México, bancos como BanCoppel y Azteca han expresado su preocupación. Aunque la regulación existe, las autoridades financieras como la CNBV y Banxico no tienen capacidad de supervisar todas las operaciones a fondo. Mientras tanto, las fintechs “huachicoleras” siguen usando este agujero para dejar afuera remesas del radar oficial.
Expertos y reguladores coinciden: es urgente validar que las transferencias incluyan RFC, CURP y confirmación del titular, para cerrar la puerta a las remesas ilegales. Por ahora, el dinero sigue llegando, pero con un enorme subregistro que afecta la percepción y política económica.
Este fenómeno no solo distorsiona los datos oficiales, sino que pone en riesgo el sustento económico de millones de hogares mexicanos. La sombra sobre las remesas crece, al tiempo que crecen las preguntas sobre cómo evitar que el problema se agrave y se transforme en una crisis financiera.
