Los transportistas concesionados de la Ciudad de México volvieron a la mesa de negociación esta semana con el Gobierno capitalino para discutir un ajuste a la tarifa del transporte público.
El grupo Fuerza Amplia de Transportistas (FAT) propone un aumento de entre dos y tres pesos por viaje, además de apoyos económicos para compensar el alza en costos operativos como combustible, mantenimiento y refacciones. Actualmente, la tarifa mínima es de 6 a 7.50 pesos dependiendo de la distancia.
Desde 2022 no se actualizan estas tarifas, mientras que el costo real, aseguran los concesionarios, supera los 15 pesos por pasajero. Para ejemplificar su petición, la FAT quiere homologar la tarifa con la del Estado de México, donde el pasaje básico recientemente subió de 12 a 14 pesos.
Además, plantean la entrega de subsidios mensuales de hasta 13 mil pesos por unidad o un bono de combustible para evitar la quiebra de miles de microbuses y vagonetas que operan en la capital.
Por su parte, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, y el secretario de Gobierno, César Cravioto, han dejado claro que están abiertos al diálogo pero que cualquier aumento deberá ser equilibrado y considerar el impacto en los usuarios.
En las mesas de trabajo se han evaluado escenarios de incremento gradual y la entrega de apoyos directos, con la prioridad de mantener tarifas accesibles sin sacrificar calidad ni seguridad en el servicio. De hecho, un alza estará condicionada a compromisos de mejora en unidades y regularidad.
Los transportistas suspendieron los bloqueos anunciados para presionar el ajuste mientras esperan un acuerdo “justo y equilibrado”. De concretarse, el nuevo esquema tarifario solo aplicaría al transporte concesionado, sin tocar tarifas del Metro o Metrobus.
Las negociaciones continúan esta semana con posibilidad de anunciar resultados pronto, en medio de la creciente presión por la crisis financiera del sector que no ve aumento desde hace más de un año.


































