Asturias encara un nuevo capítulo económico tras décadas de crisis que vaciaron sus fábricas y enviaron a sus jóvenes lejos de la región. La pérdida masiva de empleos en minería, siderurgia y naval desde los años 80 apuntó a la necesidad de un cambio de modelo productivo, y ahora ese cambio comienza a tomar forma con fuerza.
La primera gran transformación es la descarbonización. Este proceso afecta al corazón industrial, pero Asturias ha sabido adelantarse. Centrales térmicas se reconvierten en factorías de hidrógeno verde y hay un fuerte impulso a las renovables, especialmente eólica por toda la región. El puerto de El Musel, clave para el noroeste, también diversifica su actividad alejándose del modelo tradicional basado en graneles.
Otra apuesta son los proyectos vinculados al sector defensa. La guerra en Ucrania y el giro estratégico de Estados Unidos hacia Europa dejan miles de millones para armamento, y Asturias tiene décadas de experiencia. Indra ya desarrolla un gran taller en Gijón y otros cuatro proyectos para fábricas están sobre la mesa. Esto podría crear empleo y frenar la fuga juvenil histórica.
El turismo es el tercer motor. Desde la pandemia, Asturias se ha posicionado como destino tranquilo de mar y montaña. La condición de refugio climático frente al calor extremo atrae cada vez más visitantes. Las mejoras en infraestructuras, como la apertura de la Variante de Pajares para la alta velocidad y la ampliación del aeropuerto, facilitan la llegada de turistas y fomentan el crecimiento del sector servicios, principalmente en Oviedo y Gijón.
Este aumento del turismo impulsa asimismo la inmigración, estabilizando un censo envejecido y en declive durante 15 años. Sin embargo, el aumento de visitantes pone en debate el control sobre la masificación y su impacto ambiental, mientras que la despoblación rural persiste y agrava riesgos como los recientes incendios que arrasaron cientos de hectáreas.
Asturias enfrenta una transformación estructural con menor dependencia de la industria tradicional y más peso en sectores emergentes sin perder su identidad. Con medidas fiscales y promoción acertadas por parte de sus líderes, la región podría por fin revertir generaciones de incertidumbre laboral y éxodo juvenil.
Este cambio no será rápido ni fácil, pero las bases están puestas con oportunidades únicas en energías limpias, defensa y turismo que prometen un periodo de estabilidad y crecimiento.


































