Cáceres despidió ayer entre lágrimas y dolor a Jonathan Espinoza, el joven nicaragüense de 25 años asesinado el domingo en una pelea a las puertas del Hotel Alcántara en la avenida Virgen de Guadalupe.
El funeral se celebró en la capilla del Tanatorio San Pedro de Alcántara, donde familiares, amigos, la comunidad hispana y vecinos de la Madrila Peña del Cura llenaron el espacio con un silencio pesado y un abatimiento palpable. La madre de Jonathan, Marisol Castellano, y sus hermanas recibieron muestras de cariño en un ambiente cargado de tristeza.
El sacerdote Ángel Martín Chapinal ofició la ceremonia e insistió en la condena a la violencia, subrayando que “la palabra matar nunca tiene justificación”. Hizo hincapié en el futuro trunco de un joven “lleno de proyectos”, marcado por una muerte que ha conmocionado a toda la ciudad.
El cuerpo de Jonathan será incinerado y sus restos viajarán a Nicaragua para un segundo homenaje. Quienes le conocieron destacan su alegría, esfuerzo y bondad, y lamentan la pérdida injusta y prematura.
La reyerta que causó su muerte mantiene a varios detenidos bajo investigación judicial, mientras el miedo se extiende entre los vecinos y especialmente en la comunidad nicaragüense, que pide respuestas sobre cómo pudo ocurrir un crimen así en plena luz del día.
Un dato que no pasó desapercibido fue la ausencia de representantes del gobierno municipal durante el funeral, aun cuando el IMAS se ha encargado de sufragar los gastos del sepelio. Solo estuvieron concejales socialistas, pero ningún miembro del ejecutivo local acompañó a la familia, gesto que surgió críticas y desconcierto entre los asistentes.
El asesinato de Jonathan ha abierto una herida en Cáceres y reaviva la exigencia de un plan de acción real y urgente para barrios sensibles como La Madrila, donde la inseguridad, las peleas y problemas de convivencia son una constante. Vecinos y colectivos sociales reclaman más control y mayor implicación institucional.
Cáceres llora a un joven que perdió la vida violentamente, al tiempo que reclama un compromiso tangible para evitar que tragedias similares se repitan.
