La llegada de casi 2.000 trabajadores chinos para poner en marcha la gigafactoría de baterías de CATL en Figueruelas, Aragón, se retrasa hasta la primera quincena de octubre, según han confirmado fuentes cercanas al proceso.
La multinacional CATL y Stellantis habían previsto que el primer grupo de empleados chinos aterrizase en septiembre, pero la falta de documentación oficial y alojamientos confirmados ha retrasado el plan. La prioridad ahora es acelerar los trámites administrativos que se gestionan directamente en Madrid, a través del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Este ministerio tiene el caso bajo su Unidad de Grandes Empresas, que supervisa la legalización del personal extranjero sin que tengan que pasar por las oficinas de extranjería en Aragón. Sin embargo, la documentación obligatoria requerida —similar a cualquier regularización de inmigrantes— aún no está llegando de manera suficiente por parte de CATL, ralentizando el proceso.
Fuentes oficiales describen la situación como “desconcertante” para todas las partes implicadas, aunque aseguran que “todavía están en plazo” para cumplir con sus compromisos iniciales. No obstante, la presión para iniciar formalmente el desembarco aumenta, ya que el objetivo sigue siendo que el primer contingente llegue en las primeras semanas de octubre.
Hasta ahora, no se ha comunicado oficialmente el número exacto de trabajadores que conformarán ese primer grupo, ni el ritmo de futuras llegadas para completar los más de 2.000 empleados previstos. La tramitación se realizará en lotes de entre 10 y 25 personas, por lo que el calendario dependerá del número de expedientes aprobados.
El alojamiento para estos trabajadores tampoco está cerrado. La administración autonómica, junto con los ayuntamientos de Figueruelas, Pedrola y municipios cercanos, ha puesto sobre la mesa terrenos para construir alojamientos temporales. Pero sin un compromiso firme de CATL y Stellantis, la tramitación y construcción no avanzan.
En el camino hubo intentos de agilizar la llegada mediante una declaración responsable previa por parte de la multinacional para que el personal chino comenzara a trabajar mientras se resolvían los permisos, pero el ministerio descartó esta opción insistiendo en la legalización previa obligatoria.
La experiencia previa en Aragón con la incorporación masiva de mano de obra extranjera, como la trabajadora sudamericana en el sector agroalimentario, indica que el proceso no es inédito. Sin embargo, las diferencias culturales y de idioma aún pueden generar dificultades adicionales en la regularización y adaptación de estos empleados.
El reloj avanza y todo estará en manos de CATL para enviar la documentación requerida y desbloquear el arranque del proyecto en las próximas semanas. Sin imprevistos, el desembarco debería ser una realidad en octubre, iniciando así la fase operativa de esta ambiciosa gigafactoría en Aragón.
