El Miami Seaquarium, parque marino en Miami abierto desde 1955, cerró sus puertas esta semana tras años de denuncias por maltrato animal, protagonizadas especialmente por la orca Lolita, que vivió 53 años en cautiverio y murió en 2023.
Activistas de la organización PETA celebraron el cierre como una victoria histórica. Bajo un sol fuerte y con copas de champán, pegaban carteles con la leyenda “cerrado por crueldad animal”, retirados rápidamente por seguridad. “Después de cinco décadas encerrando animales en tanques pequeños, por fin se cierra”, afirmó Wendy Fernández, portavoz de PETA.
Lolita, conocida también como Tokitae, fue capturada en 1970 en el Pacífico noroeste y pasó toda su vida en el Seaquarium, convirtiéndose en símbolo mundial contra el cautiverio de mamíferos marinos. Su muerte por enfermedad renal ocurrió justo cuando se planeaba trasladarla a un santuario.
Pero el cierre del parque marino no llegó limpio ni sin disputas. En 2024, el condado de Miami-Dade canceló el contrato de arrendamiento a The Dolphin Company, empresa operadora, por incumplimientos sanitarios y mal estado de las instalaciones. La compañía se negó a desalojar y abrió un proceso de bancarrota federal en marzo.
La empresa fijó el 12 de octubre como fecha para cerrar operaciones y facilitar la entrega a un nuevo operador. El condado exige al juez de quiebras que declare finalizado el contrato y permita el desalojo efectivo.
Terra Group, un grupo inmobiliario, acordó pagar 22,5 millones de dólares para asumir el arrendamiento, pero la operación está pendiente de aprobación por la Corte de Quiebras de Delaware, que convocó una audiencia para el próximo viernes.
El Seaquarium ha sido foco de denuncias constantes. Un informe del Departamento de Agricultura de EE.UU. documentó violaciones en los niveles de cloro, la exposición excesiva al sol y la incompatibilidad entre especies, junto a falta de atención veterinaria que causó sufrimiento y muertes.
Además de Lolita, otras muertes de animales bajo custodia del parque alimentaron la presión de defensores de los derechos animales para cerrar el parque o trasladar a los animales restantes a refugios dignos.
Mientras avanza el litigio y el proceso judicial, la clausura ya marca un golpe simbólico para una industria del entretenimiento que enfrenta cada vez más rechazo social y legal en todo el mundo.
“Lolita, ya eres libre”, gritaban los activistas frente a las puertas del acuario, cerrando así un capítulo oscuro para el cautiverio marino en Miami.
