La mala organización de la nevera puede poner en riesgo la salud al favorecer la proliferación de bacterias y romper la cadena de frío, advierten expertos en alimentación.
Con una temperatura ideal entre 1 °C y 5 °C, es fundamental colocar los alimentos en zonas específicas del frigorífico según sus características. No basta con meter lo que quede de espacio; una mala distribución puede acelerar el deterioro y la contaminación cruzada.
Al llegar del supermercado, los productos frescos y congelados deben guardarse cuanto antes. Dejar alimentos fuera del frío aumenta el riesgo de intoxicaciones. En compras grandes, priorice introducir primero los frescos y verificar que los congelados no estén descongelándose.
Los expertos recuerdan que cada zona de la nevera tiene un rango de temperatura específico para distintos tipos de alimentos. Por ejemplo, las carnes y pescados suelen guardarse en la parte más fría, mientras que frutas y verduras se conservan mejor en los cajones especiales.
Una buena organización no solo protege la salud, también extiende la vida útil de los productos y reduce el desperdicio en un momento en que el ahorro doméstico es clave para muchas familias en España.
En resumen, mantener una temperatura constante, usar zonas adecuadas para cada alimento y actuar rápido tras la compra son pasos básicos para cuidar lo que comes y evitar problemas de salud.
