Jorge Tamayo, delegado territorial de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en la Comunitat Valenciana, lanzó una dura advertencia en Alicante sobre los riesgos de desacreditar las alertas meteorológicas oficiales.
Lo hizo durante el congreso internacional organizado por el Observatorio Socioeconómico de Inundaciones y Sequías (Obsis) en la Universidad de Alicante, donde especialistas y autoridades de Europa y Latinoamérica analizaron la gestión social de los desastres naturales.
“Es peligroso descalificar a las instituciones técnicas del Estado, diciendo que la Aemet miente o que la información no es fiable, porque esa actitud acaba contagiando a la población”
, afirmó Tamayo.
El delegado no nombró directamente al presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, quien criticó la rebaja del aviso rojo a naranja en el sur de Alicante tras la última DANA aunque las lluvias no alcanzaron niveles extremos.
Durante aquella tormenta, Aemet activó el aviso rojo porque preveían un evento “extraordinario y serio”. Tamayo insistió en que estos episodios serán cada vez más frecuentes e intensos por el cambio climático, y que la atención debe centrarse en los impactos sociales más que solo en los datos meteorológicos.
El experto pidió que toda la sociedad, no solo meteorólogos o Protección Civil, participen en la gestión del riesgo. “Con un aviso rojo, la población tiene que tomar todas las precauciones posibles”, insistió.
En el mismo congreso, Antonio Aledo, catedrático de Sociología y director del evento, criticó la falta de diálogo entre instituciones y la politización que bloquea análisis críticos sobre las fallas en la gestión de emergencias.
Igualmente, Jorge Olcina, catedrático de Geografía y experto en clima de la UA, defendió la labor científica de Aemet y afirmó que el negacionismo “mata”. Recordó que informar a tiempo salva vidas y que, ante avisos rojos, la actividad en zonas afectadas debe paralizarse.
Olcina anunció que las alertas meteorológicas extremas se mantendrán y subrayó la necesidad urgente de educar a la población desde la escuela para que sepan cómo actuar ante emergencias climáticas.
Por su parte, Iñigo Vila, director de Emergencias de Cruz Roja España, calificó la última DANA como un “baño de realidad” que evidenció la dificultad de acceso a municipios afectados y criticó la subestimación de riesgos.
Pidió más inversión en ciencia para anticipar desastres y llamó a fomentar “automatismos” sociales para mejorar la resiliencia desde las primeras horas tras un evento meteorológico.
En un ámbito más local, Salvador Ivorra, vicerrector de Infraestructuras de la UA, explicó que en junio se implementó un protocolo para avisos extremos que alerta a 40.000 usuarios universitarios por SMS, como ya ocurrió la semana pasada por ola de calor o posible inundación.
La tensión política alrededor de la gestión y reconstrucción tras la DANA fue otro punto crítico del congreso. Académicos lamentaron la exclusión de la universidad en planes oficiales y marcaron la necesidad de mayor transparencia y diálogo con los afectados para diseñar medidas efectivas.
Este debate llega mientras España enfrenta un aumento constante de fenómenos meteorológicos extremos agravados por el cambio climático, con consecuencias directas para la seguridad ciudadana y la gestión pública.
