La crisis en las Zonas Jóvenes de Zaragoza se agrava con el cierre de ocho espacios y un ajuste laboral que afecta directamente a los empleados y usuarios de estos servicios. Esta semana, trabajadores del servicio han denunciado la “mala gestión” que ha provocado al menos diez despidos y la recolocación de otros veinte trabajadores en medio de recortes significativos.
Las Zonas Jóvenes Escolares, conocidas anteriormente como PIEES, sufren una reducción generalizada en todas las áreas de la ciudad. El cierre de espacios se ha solapado con protestas y reclamaciones desde la comunidad juvenil que exige la reapertura de estos centros y la garantía de acceso a actividades y apoyo en su desarrollo.
Fuentes sindicales confirman que la reducción de plantilla es solo una parte del impacto. Además de los despidos, la presión sobre los espacios que permanecen abiertos aumenta, con menos recursos disponibles para cubrir la demanda.
Las autoridades municipales no han emitido un comunicado oficial sobre el cierre ni detallado las razones específicas para este recorte, aunque se apunta a ajustes presupuestarios y cambios en la gestión como causas principales.
En las redes sociales, jóvenes y trabajadores han mostrado su frustración y llaman a movilizarse para defender las Zonas Jóvenes como puntos clave para el desarrollo formativo y social en Zaragoza. El descontento es palpable y la incertidumbre sobre el futuro del servicio no cesa.
La situación plantea dudas sobre la estrategia local para mantener servicios públicos dedicados a la juventud y el riesgo real de perder infraestructuras claves en medio de una crisis de recursos y prioridad política.
						
									































