Black River, un pueblo costero de 5.000 habitantes en el suroeste de Jamaica, quedó prácticamente destruido tras el paso del huracán Melissa. Imágenes aéreas muestran la magnitud del desastre con casas derrumbadas, calles inundadas y vehículos arrastrados por la fuerza del viento y el agua.
Los residentes se enfrentan ahora a una crisis humanitaria sin precedentes. Las comunicaciones aún son limitadas y las autoridades trabajan para evaluar daños y coordinar ayuda urgente. Melissa dejó a comunidades enteras sin electricidad y el acceso a servicios básicos es muy complicado.
Las autoridades meteorológicas jamaicanas habían emitido alertas con antelación, pero la fuerza de Melissa superó las previsiones, golpeando con fuerza la región y causando inundaciones severas. Se espera que la respuesta de emergencia aumente en las próximas horas para asistir a los más afectados.
Mientras Jamaica comienza la recuperación, expertos advierten que la temporada de huracanes aún no ha terminado y que la vigilancia debe mantenerse alta, especialmente en zonas vulnerables como Black River.

































