El Gobierno de Estados Unidos avanzó decisivamente esta semana en su pulso por TikTok al confirmar un acuerdo con ByteDance que entrega el control de la plataforma al país.
Según explicó Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, seis de los siete puestos en la junta directiva de TikTok en EE UU serán ocupados por ciudadanos estadounidenses. Además, la gestión de los datos de los 170 millones de usuarios en Estados Unidos quedará bajo la responsabilidad de Oracle, la gigante tecnológica que almacenará la información en servidores nacionales para evitar cualquier transferencia a China.
Este movimiento responde a la ley aprobada por el Congreso de EE UU en 2024, que obligaba al cierre de TikTok si no se producía una desinversión completa de ByteDance antes de enero de 2025. Donald Trump, que ha prorrogado varias veces la aplicación de esta norma, logró ahora un acuerdo que mantiene la aplicación operativa, bajo supervisión estrictamente estadounidense.
El propio Trump aseguró que la nueva junta estará formada por “personas muy conocidas, financieramente muy poderosas, todas estadounidenses”. Entre los nombres mencionados destacan Larry Ellison, fundador de Oracle; Michael Dell, de Dell Technologies; y miembros de la familia Murdoch, dueños de News Corp y Fox Corporation. Este reparto implica no solo un control tecnológico, sino también un influjo directo de pesos pesados mediáticos y empresariales ligados al círculo Trump.
El núcleo del acuerdo es el control del algoritmo de recomendación de TikTok, el activo estratégico que decide qué contenido consumen millones de usuarios. Estados Unidos busca así eliminar cualquier posible influencia o manipulación desde Pekín sobre la información que circula en la red social.
Desde Casa Blanca califican este movimiento como poner “a Estados Unidos primero”, transformando TikTok en una plataforma mayoritariamente gestionada desde suelo estadounidense, pese a su origen chino.
Este cambio tiene además un importante componente geopolítico. Podría reducir tensiones en la guerra comercial entre Washington y Pekín al ofrecer una salida negociada a uno de los mayores focos de conflicto entre ambos países. Pero también abre un precedente sobre la intervención directa de gobiernos en plataformas digitales de alcance global, algo que China podría ver como un peligroso precedente.
Para Trump representa un triunfo estratégico clave. TikTok es su canal directo con más de 15 millones seguidores, herramienta que él mismo reconoció como fundamental en su victoria electoral. Este acuerdo le permite proyectar una imagen de presidente protegiendo la seguridad nacional sin censurar la voz de millones de jóvenes.
La incógnita más inmediata es la reacción de China y los detalles técnicos del proceso de transferencia de control. Aún no se sabe exactamente cómo se liberará el acceso al código del algoritmo ni qué nivel de supervisión tendrá el Gobierno estadounidense sobre futuras actualizaciones.
Lo cierto es que este acuerdo redefine la presencia y futuro de TikTok en Occidente, marcando un claro precedente en cómo se puede administrar el poder sobre plataformas digitales globales en medio de tensiones geopolíticas.
