El gasto en prestaciones contributivas en Galicia se acerca a los 900 millones de euros al mes, según datos oficiales del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones difundidos esta semana. En total, las pensiones gallegas suman ya 786.500 prestaciones activas que alcanzan a más de 697.000 beneficiarios.
Las nuevas jubilaciones en Galicia cayeron drásticamente: solo 780 se concedieron hasta octubre, frente a las 2.200 del año anterior y más de 4.100 de hace dos años. La política del Gobierno para incentivar el retraso en la jubilación está surtiendo efecto: los retrasos representan ya el 11,2% de las jubilaciones nacionales, más del doble que el 4,8% de 2019, antes de la pandemia.
A pesar de que más gallegos retrasan su retiro laboral, el gasto sigue creciendo. En el último año, la factura de las pensiones se incrementó un 5,6%, impulsada por un aumento récord de 6.100 nuevos pensionistas, el mayor en la última década, y una revalorización de pensiones del 4,75% para protegerlas contra la inflación.
La pensión media en Galicia ha subido a 1.130 euros, la segunda más baja de España solo por delante de Extremadura, pero muy lejos de los 500 euros de media que se pagaban en 2005. Más del 60% de las prestaciones activas corresponden a jubilaciones, con casi 490.000 pensiones, mientras otras prestaciones crecen por el aumento de incapacidad permanente, que subió un 9% y ya supera las 84.000, un récord del siglo XXI.
Por otro lado, las pensiones de viudedad y orfandad han caído ligeramente —un 0,6% y 0,5% respectivamente— mientras las prestaciones a favor de familiares aumentaron un 1,2%, situándose cerca de las 7.000.
El sistema gallego de pensiones se enfrenta a un avance constante de beneficiarios y gastos, presionado por la estructura demográfica y la necesidad de mantener el poder adquisitivo en tiempos de alta inflación.


































